23/1/11

Esperanza en el horizonte (6ta parte)

Aquella tarde el muchacho se va triste, con el corazón quebrado. Tal vez nunca más vuelva a verla.

Desde ese día la imagen linda de la joven dulce aparece en su mente en momentos de tristeza. Sus ojos, las pocas palabras, la manzana roja. Para él todo es alegría en la tristeza. Su familia muere en la guerra. Su vida es casi destruida, pero en los momentos más difíciles la imagen de la chica de sonrisa tímida le trae alegría, aliento y esperanza.

Los años pasan. Un día, en Estados Unidos, dos adultos se conocen por casualidad en un restaurante. Conversan de la vida. Hablan de sus encuentros y desencuentros.

Bueno, ¿donde estuviste durante la guerra?, pregunta la mujer, estuve en un campo de concentración en Alemania, responde el hombre.

Yo recuerdo que le arrojaba manzanas a través de la cerca a un joven que también estaba en un campo de concentración, recuerda ella.

Con el corazón casi saliéndole por la boca, el hombre balbucea: ¿Y ese muchacho te dijo un día: "Mañana no me traigas la manzana porque me están llevando a otro campo de concentración"?.

Sí, responde ella, presintiendo algo maravilloso, pero ¿cómo puedes tú saber eso?

Él la mira a los ojos, como se mira a una estrella y le dice: Yo era ese muchacho.

Silencio. Tantos recuerdos, tanta nostalgia, tanta esperanza de volverla a ver. Las palabras casi no le salen, pero continua:

Me separaron de ti aquel día, pero nunca perdí la esperanza de volver a verte. ¿Quieres casarte conmigo? Se abrazan bien fuerte, mientras ella susurra a sus oídos:

Sí, claro que sí, mil veces sí.


El mundo ya es un fruto maduro para ser recogido. Cristo vuelve a ponerle un punto final a la historia del pecado. Viene a llevarte. Vuelve para decirte que nunca perdió la esperanza de volver a verte. Hay un lugar en el cielo para ti, y nada será igual sin tu presencia. Tú eres lo más valioso que Jesús tiene en esta Tierra. Así como eres. Con tus alegrías y tristezas. Con tus luchas y conflictos. Con tus aciertos y tus errores. Le importas mucho a Jesús. Por eso vino a morir por ti en la cruz del Calvario y volverá para llevarte con él ¿Estás listo?.

La respuesta es solo tuya.