Marcos era en parte judío y en parte gentil, como lo indica su nombre: Juan Marcos. Registró la diligente actividad de Jesús como el siervo de Dios. Y puesto que la genealogía de un siervo es de poco interés, Marcos no tomó nota de ello.
Nada hay en Marcos sobre los magos buscando un rey o los ángeles anunciando el nacimiento del nuevo Rey. Nada menciona él sobre Sus sentencias contra las ciudades de Galilea o contra los escribas y fariseos por rechazar a su Rey, Usa mucho la palabra "luego" para señalar Sus acciones, puesto que lo que distingue a Jesús como siervo es su trabajo más que sus palabras.
Sólo Marcos recalca las manos de Jesús, señalando así la actividad de un siervo. Cuando sanó a la suegra de Pedro, "la tomó de la mano" (1:31). En Betanía tomó al ciego de la mano y después puso sus manos sobre él (8:23). Al sanar al hijo endemoniado, Jesús lo tomó de la mano (9:27). Y al sanar al sordo y mudo, puso Sus dedos en sus oídos.
Aunque el título "Señor" con referencia a Cristo se usa más de 70 veces en los otros tres evangelios, Marcos nunca lo menciona sino hasta después de Su resurrección. Las únicas excepciones son la mujer sirofenisa (7:24-28), donde el sentido de la palabra no es el mismo, y el caso del ciego (10:51), donde se traduce mas bien: "Maestro". No es sino hasta que el Siervo hubo terminado Su tarea en la tierra, que Marcos llama a Cristo "Señor".