15/11/10

Mensaje falsificado (1era Parte)

Extraido de: "Señales de Esperanza":

"Se levantarán falsos Cristo, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos" (San Mateo 24:24).


Se mueve con ademanes estudiados. Habla con ironía y desfachatez. Usa un reloj incrustado en brillantes. Se traslada de una lado a otro en vehículos de lujo y vive en una mansión de siete millones de dólares. Dice ser la reencarnación de Cristo, y cuando los periodistas le preguntan por qué viste ropas caras si Jesús anduvo en la Tierra con una túnica vieja y un par de sandalias gastadas, responde: "En mi primera venida estuve aquí para sufrir y morir. Ahora he regresado para reinar".

Su nombre, José Luis de Jesús Miranda. Nació en Puerto Rico y usa dos tatuajes con los números 666 en ambos antebrazos. Alega ser, al mismo tiempo, el anticristo. La razón es que enseña un mensaje diferente del que predicaba cuando era el Cristo sufridor. Según él, "ahora es un rey reencarnado y victorioso".

Miles de seguidores lo aclaman en varios países. Le dan abultadas cantidades de dinero y lo tratan como a un dios. Entrevistados, ellos argumentan que él los liberó de la culpa. Enseña que ya no existe mal ni pecado. Según él, en su primera venida habría pagado el precio del pecado y acabado con el mal. Su mensaje es agradable a los oídos del hombre moderno.

No es el único. En una casa del barrio Boqueirao, en Curitiba, República del Brasil, se abre una cortina roja y aparece, de túnica blanca, manto rojo, corona de espinas en la cabeza y un cetro de madera en la mano izquierda, el ex verdulero Luri Thais, de 49 años. Sentado en un trono proclama con voz impostada: "Yo soy Inri Cristo, el hijo de Dios, la reencarnación de Jesús, el camino, la verdad y la vida".

Desde hace varios  años Inri Cristo peregrina por el mundo. Ya viajó bastante. Estuvo en varios países. Fue expulsado de Inglaterra y recibido en Francia. En los últimos años estableció la sede de su movimiento en la ciudad de Brasilia.

Tampoco es el último. En un remoto rincón de Siberia, en una ciudad pequeña llamada "Vivienda del Amanecer", un hombre apacible de túnica blanca, cabello castaño largo y tímida sonrisa mezclada de enigma y beatitud dice ser el Cristo, que ya volvió para salvar a la humanidad. No lo dice a todos, sólo a sus discípulos. Éstos se pueden contar por miles y lo adoran como a un verdadero Dios. Ven en él a la reencarnación de Jesucristo. Su nombre verdadero es Sergio Torop, ex soldado ruso. Se hace llamar Vissarión: "el que da nueva vida".

Kevin Sullivan, periodista estadounidense, publicó en el Washington Post una entrevista con varios discípulos de Vissarión. Quedó sorprendido por las respuestas. Lula Derbina, por ejemplo, fue traductora de la Cruz Roja Internacional y vio en él al nuevo Maestro que esperó toda su vida. "Creo que es Jesucristo. Lo sé, como sé que estoy respirando", declaró ella.

Galina Oshepkova, de 54 años, se había divorciado recientemente y tenia dos hijos cuando alguien le mostró un video. En el video escuchó a Vissarión afirmar que había vuelto a la Tierra porque la gente se había olvidado de las palabras y las enseñanzas que dejara dos mil años atrás. "Sentí que mi corazón latía con fuerza y supe: ´Esta es la verdad´, es él. Es la segunda encarnación de Cristo", afirma la mujer, convencida.

Al mencionar Jesús a los falsos Cristos como una señal de su retorno a la Tierra, es evidente que no se estaba refiriendo sólo a estos personajes folclóricos o a tantos otros que aparecieron en el pasado y aparecerán en el futuro.

Tiempos de guerra (5ta Parte)

Cuando el ser humano contempla la triste realidad de este mundo en conflicto, no puede aceptarla  desde ningún punto de vista. Por una simple razón: el hombre no fue creado para la guerra, aunque viva permanentemente en ella. El ser humano salió de  las manos del Creador para vivir en paz y armonía consigo mismo, con los seres amados y con las otras personas. Pero algo sucedió a lo largo del camino, algo que deformó su mundo interior. Se ha vuelto violento por naturaleza. Hiere a los que encuentra en su camino y hace sufrir a los que están a su lado, pero en el fondo carga la nostalgia de la paz, porque la paz es el destino glorioso para el que fue creado.


Al contemplar a diario el cuadro desolador de sangre, al ver a sus hijos inocentes muriendo en una guerra loca y sin sentido, muchas veces el hombre se pregunta: "¿Hasta cuando?". Es entonces cuando la imaginación humana crea posibles soluciones. Una de ellas podría ser la aparición de un personaje aceptado universalmente y que fuera capaz de establecer la armonía entre las naciones. Alguien que conquistara la simpatía y admiración de todo el mundo de modo que, cuando pidiese a los hombres que vivan en armonía y paz, todos le obedecieran.

Pero la Biblia afirma que ningún ser será capaz de hacer eso. Al contrario, es clara al decir: "Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos,de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: ´Paz y seguridad´, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán" (1 Tesalonicenses 5:1-3).

La entrada del pecado contaminó este mundo hasta sus mismas raices. El ser humano es malo por naturaleza. Cada célula de su existencia trae la miserable mancha del egoísmo. Inconscientemente mira a los otros seres como competidores o como enemigos. No confía, y está siempre listo para defenderse y atacar. Por tanto, la solución debe venir de fuera de la esfera terrenal. La solución es divina y celestial. Es el retorno glorioso de Cristo a esta Tierra. Un Cristo victorioso que no pisará la Tierra contaminada por el pecado. San Pablo, describiendo este evento, es claro al decir: "Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tesalonicenses 4:17).
¿Te has dado cuenta? Jesús no pisará esta Tierra en ocasión de su segunda venida. Recibiremos al Señor "en el aire", dice Pablo. Nadie andará en la Tierra promoviendo la paz, por más que ese sea un pensamiento alentador.
Ah, mi querido(a), el día está llegando. La muerte provocada por la lucha irracional de los seres humanos no arrancará nunca más a un ser querido de tus brazos. No habrá más dolor, ni sufrimiento, ni lágrimas. Jesús volverá para colocar un punto final a la historia del pecado y las guerras. La gran guerra entre el bien y el mal habrá llegado al fin, y en la nueva Tierra de paz eterna, tu lugar ya está reservado. Sólo acepta a Jesús como tu Salvador.