8/12/10

Una sociedad sin corazón (5ta parte)

Al mencionar Jesús a esta clase  de personas como una señal de  los días finales no las estaba condenando a ser así, simplemente las estaba describiendo. Los jóvenes que cometieron aquella atrocidad escogieron voluntariamente el camino de la perversidad. Decidieron ser violentos y tratar a un ser humano peor que a un animal. No había motivos para hacerlo. No querían robar; tenía dinero. Uno de ellos acababa de pasar seis meses en Australia practicando surf con el pretexto de aprender inglés.

Un sociólogo trató de explicar la conducta de estos delincuentes juveniles como siendo productos de la cultura de la impunidad que la sociedad experimenta. La verdad es otra. Así lo dice el profeta Jeremías: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso ; ¿quién lo conocerá?"(Jeremías 17:9).

El problema del ser humano es su loco y desesperado corazón. Es violento por naturaleza. Es malo, engañador y traicionero. Es perverso, sanguinario y cruel. La educación puede barnizar su comportamiento. Puede enseñarle a disfrazar sus intenciones. Puede llevarlo a vestir camisa blanca y corbata, pero no puede transformar su corazón. Continuará siendo deshonesto y egoísta, pero sofisticado. Por detrás de sus discursos inflamados en favor de la paz promoverá la guerra. Cinco de los países que más lucran con la venta de armas forman parte del Consejo de Seguridad de la ONU.

Sólo Jesús es capaz de transformar el corazón. Él no trabaja por fuera. Su obra empieza dentro, donde están las raices. "Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne"(Ezequiel 11:19).

A lo largo de mi vida he visto la transformación que Jesús puede hacer en la vida de las personas que lo aceptan como su Salvador. Para Jesús no existen casos imposibles. Para él no hay nadie que no pueda ser recuperado.

Un día llegó a Betania y encontró a su amigo Lázaro muerto. Hacía tres días que estaba en ese estado. Sus carnes ya estaban en estado de descomposición. Ya olía mal. Nadie podría imaginar que había remedio para un problema semejante. La ciencia nada podría hacer, el dinero tampoco, ni la tecnología, ni cualquier otra cosa. Pero Jesús llegó, y cuando él llega también lo hace la vida, porque él es la vida.

La historia es muy conocida. Jesús ordenó: "Lázaro, ven fuera" , y el cadáver resucitó. He visto a Jesús hacer los mismos milagros hoy. Lo veo todos los días en todos los países donde realizo cruzadas evangelízadoras. Cadáveres espirituales son vueltos a la vida, hogares destruidos son reconstruidos, sueños hechos pedazos son convertidos en realidad. Jesús es la vida, y donde él entra sólo puede haber vida  en plenitud.

7/12/10

Una sociedad sin corazón (4ta parte)

Es la madrugada de un jueves de junio, Sirlei, una empleada doméstica pobre y luchadora, que vive con un sueldo de sólo 200 dólares mensuales, espera el ómnibus que la llevará a un puesto médico. Necesita llegar temprano para encontrar un lugar en la fila. Mira el reloj varias veces, con impaciencia. El ómnibus demora. A pocos metros de distancia las olas del mar revientan ruidosamente, como si anunciasen una tragedia. Sirlei piensa en el hijo pequeño, de 3 años, que quedó en casa. Él es la razón de todos sus esfuerzos.

Repentinamente, sus pensamientos son interrumpidos con violencia. Un golpe seco en la nuca la derriba. Después siente un puntapié en el rostro. Instintivamente trata de protegerse con los brazos. Es inútil. Una lluvia de golpes y puntapiés viene de todos lados. Su instinto de madre la lleva a pensar en el hijo. No entiende lo que está pasando. Nadie podría. Hasta hoy la sociedad se esfuerza para entender por qué cinco jóvenes universitarios, de clase media, sentían placer en masacrar a una mujer indefensa.

La policía los prendió cinco días después. Los padres de los delincuentes argumentaron que ellos sólo querían divertirse. Sirlei no fue asesinada porque una prostituta, que andaba a esas horas de la madrugada, empezó a gritar pidiendo socorro.

¿Por qué el hombre no es feliz? ¿Qué le falta? ¿Qué es lo que tanto busca y no encuentra? El ser humano de nuestro tiempo es un ser permanentemente desesperado. Puede negarlo, argumentar, discutir, gritar a pulmón lleno que no lo es, pero es un ser insatisfecho. Nada de los que consigue es suficiente. Entonces se extravía en la maraña de sus deseos, cae en el caos, se hunde en la arena movediza de sus desvaríos y sufre.

El uso desmedido de drogas es pavoroso. Cada año se gastan en el mundo 150 mil millones de dólares en el consumo de drogas. Se trata de una de las industrias más rentables después de la del petróleo. Si a esto le añades que se gastan 204 mil millones en tabaco y 252 mil millones en alcohol, te darás cuenta de la completa inversión de valores de nuestra sociedad.



Se cree en la "necesidad" de estudiar la legalización de las drogas con el fin de revertir radicalmente el cuadro presente de corrupción policial, y otros crímenes asociados al tráfico y el consumo de drogas.