Vivió Brownlow North por muchos años como un aristócrata irresponsable y egoísta. Más tarde en su vida, él y un amigo se estaban hospedando en una choza de cacería en Escocia. Sus días de deporte regularmente terminaban con una atardecer bebiendo, y en una de esas parrandas su amigo cayó muerto.
Esta tragedia fue el mensaje de Dios para Brownlow North. De pronto un pensamiento horrible le acogió: ¿Qué si hubiera sido yo en lugar de mi amigo?, estaría maldito.
Comenzó a pensar seriamente acerca de la condición de su alma. Una cristiana fiel le guió a Cristo y a la plena luz del evangelio. Tan pronto como se sintió regenerado comenzó a traer a otros a Cristo.
Cierto día, al entrar a un edificio en donde iba a predicar, se le entregó una nota la cual le advertía:
“¡Brownlow North, miserable hipócrita!¿Recuerdas lo que sucedió en … tal fecha…, y tu participación: también en … en tal fecha …, y nuevamente en …, y tu participación en cada uno de estos eventos?” Se daban detalles de lo sucedido, y la carta concluia.
“¡Ahora, miserable hipócrita! Sabes bien que cada palabra de esta carta es cierta; acaso, después de haber leído estas líneas, ¿te atreverías a pararte detrás del púlpito, y hablar disparates y delirios , predicando lo que llamas ser el evangelio?”
El Sr. North sintió agudamente el impacto de aquella carta, la puso en la bolsa, y cuando le llegó la hora de predicar, leyó de la Biblia:”Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores”. Pausó, y entonces con un sentir profundo, terminó de leer el versículo, “de los cuales yo soy el primero”(1 Timoteo 1:15).
“Mis amigos” dijo, “cuando entré a este edificio esta noche, se me entregó una carta. NO sé quién pueda ser el escritor, pero evidentemente es alguien que sabe mucho acerca de mis andares en el pasado. Esta carta se refiere a tres ocasiones diferentes, en la cual se me hace partícipe de alborotos y demás. No contaminaré sus oídos al citar detalles de esta carta. El escritor concluye su mensaje doloroso diciendo:” ¡Ahora, miserable hipócrita!”, sabes bien que cada palabra en esta carta es cierta; acaso, después de haber leído estas líneas, ¿Te atreverías a pararte detrás del púlpito, y hablar disparates y delirios, predicando lo que llamas ser el evangelio?”.
“Queridos amigos, hay tres cosas que quisiera comentar acerca de esta carta. Primero, todo esto es cierto. Ojalá pudiera negar los cargos de los que se me acusa. Ojalá pudiera deshacer mi pasado”.
“La segunda cosa que tengo que decir es que ¡todo ha sido perdonado! Dios sabe que ha sido perdonado, y yo sé igualmente que he sido perdonado”.
“La tercer cosa que tengo que decir es que si Dios, por la causa de Cristo, puede perdonar los pecados de un pecador como Brownlow North, no hay pecador en Escocia, no hay pecador tan grande en este mundo, que Dios no le pueda perdonar.”
Puede ser que sus pecados no sean tan evidentes como los de Brownlow North, pero pueden ser perdonados libremente por el mismo Dios perdonador, si usted se acerca a Él con un verdadero arrepentimiento. Si usted muere sin perdón, experimentará la eterna oscuridad. Dios en su misericordia le quiere para Él.
“Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús , a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a fin de que él sea justo, y el que justifica al que es de la fé en Jesús.” (Romanos 3:24-26).
“La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:7).
QUE DIOS TE BENDIGA.