24/11/10

Un mundo sin Dios (6ta Parte)

Si los muertos "nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol", ¿cómo puede volver el espíritu de un muerto? ¿Cómo alguien puede hablar con él? El rey Salomón, por inspiración de Dios, continúa diciendo: "Todo lo que te viene a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol [sepulcro], adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría"(Eclesiastés 9:10).

Si en el sepulcro, que significa muerte, no hay lugar para nada más, ¿cómo alguien puede reencarnarse en otras formas de vida? ¿De dónde sale esa idea? Evidentemente, de un poder engañador, el diablo, tal como lo revela la Biblia. Lo que él quiere es confundir el ser humano. Nota que, en los últimos tiempos, todo falso Cristo afirma ser la reencarnación de Jesús. ¿No te parece curioso? ¿Crees que es pura coincidencia? ¿O existe un plan maestro por detrás de esas extrañas apariciones?.

El asunto es serio. El cristiano debería tomar como única regla de fe y doctrina a la Palabra de Dios. Nadie debe  aceptar pacíficamente enseñanzas espurias(falsas). Confiar en la autoridad de una iglesia y en la fuerza de la tradición puede ser fatal cuando están en juego asuntos espirituales.


Si los cristianos dejan de lado la Palabra de Dios y confían en doctrinas humanas, deterioran su fe. El resultado es la secularización del cristianismo. La palabra "secular" tiene su origen en el vocablo latino secularis.Significa algo que está relacionado con el presente estado de cosas, con la cultura actual, con los valores de hoy. El hombre de nuestro tiempo vive influenciado terriblemente por las experiencias científicas y tecnológicas. Estas resaltan la importancia de la materia y desembocadura en filosofías materialistas. Los cristianos no están ajenos a esa influencia, se contagian y dan origen al cristianismo secularizado.

El cristiano secularizado cree en Dios, pero Dios no pasa de ser un simple nombre; un detalle, una especie de amuleto que sirve en las horas apremiantes. Pasado el peligro, no existe más compromiso con él. La persona vive como si Dios no existiera.

La única diferencia entre el pagano y el cristiano secularizado es que este último asiste de vez en cuando a la iglesia. Es, digámoslo, miembro de un club religioso. No va a la iglesia para adorar a Dios sino para observar los cultos, con la mente típica del consumidor. Si le agrada el producto, vuelve; y si no, critica y se va a buscar otra iglesia que satisfaga sus expectativas. Después de todo, él "paga" con sus ofrendas y tiene el derecho a recibir, en cambio, un producto de primera.


Los líderes, a su vez, no saben qué "producto novedoso" presentar para atraer la atención de los "espectadores". En un mundo lleno de competitividad se esfuerzan para realizar el mejor show. Rebajan el patrón de los principios bíblicos y dicen que Dios sólo ofrece amor. En opinión de estos líderes la gracia maravillosa de Cristo cubre cualquier deficiencia humana, incluso la vida de alguien que no reconoce su pecado ni quiere abandonarlo.

San Pablo habló del triste  resultado de esta actitud humana: "Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen"(Romanos 1:28).

¿Qué cosas son esas "que no convienen"? Escribiendo al discípulo Timoteo, San Pablo completa su pensamiento: "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismo, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de los bueno, traidores, impetuosos, infatuadores, amadores de los deleites más que de Dios"(2 Timoteo 3:1-4). 

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         

22/11/10

Un mundo sin Dios (5ta Parte)

La astróloga Margaret Hone, al tratar de explicar la astrología, declara: "La astrología es un sistema particular de interpretación de la relación que existe entre la acción planetaria y la experiencia humana". Desde el punto de vista de los astrólogos, las "influencias planetarias" determinan comportamientos o actitudes humanas. Es decir, ellos intentan darle fundamento científico a las especulaciones humanas, pero la astrología no es una ciencia como la astronomía. En realidad, por detrás de las interpretaciones astrológicas están los dioses de las mitologías antiguas. Los astrólogos atribuyen a los planetas características que tenían los dioses del politeísmo antiguo. Pero la cara que la astrología muestra a las personas es la cara de los astros y no la de los dioses. Y mucha gente va detrás de ella, creyendo que está corriendo detrás de la ciencia.


Hoy la astrología permea de una u otra forma todas las actividades del ser humano. Se desdobló en otras disciplinas esotéricas y místicas. Hay gente que cree que el destino del ser humano depende de los números, o de las piedras preciosas, o hasta de los colores. Multitudes corren tras esas ideologías en busca de solución para sus problemas.

Las estadísticas indican que el 95% de los estadounidenses cree en la astrología, los platillos voladores, los fantasmas, los cristales y otros tipos de supersticiones. Sólo en Estados Unidos existen más de diez mil astrólogos y gente dedicada a la cartomancia. Entre sus clientes se encuentra gente famosa. El interés en asuntos de esta naturaleza es tan grande que una organización, establecida por el fallecido gurú Maharishi Mahesh Yogui, ya ganó tres mil millones de dólares.

En los momentos en que escribo estas páginas, catorce adeptos de la Iglesia Ortodoxa Rusa Verdadera, que se encontraban en un refugio subterraneo hace cinco meses a la espera del fin del mundo, tuvieron que abandonar el lugar tras su hundimiento parcial. Ellos esperan el evento final de los siglos para el 8 de mayo de 2008, una fecha determinada a partir del estudio de las estrellas.

¿Quién está realmente por detrás de todo esto? Sin duda el mismo personaje que, según el relato bíblico, un día se presentó ante la primera mujer, Eva, y el hizo creer que había un poder especial en el fruto que le ofrecía. Tú y yo sabemos que en el fruto no había nada. El propósito de la serpiente no era que la mujer comiera del fruto prohibido sino que se apartase de su Creador y pusiere su atención en la cosa creada. El poder  de adivinación y encantamiento de cualquier disciplina esotérica viene de alguien cuyo único propósito es el engaño.

Con relación a este asunto la Palabra de Dios es categórica: "Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo de Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos?"(Isaías 8:19).

El cristianismo debería ser el último bastión en defensa de los valores bíblicos, pero se entregó y dejó penetrar su doctrina con las teorías engañosas que nacieron en la mente diabólica. Esas doctrinas no tienen ningún fundamento bíblico.

Un ejemplo de eso es la creencia en la inmortalidad del alma. La Biblia es clara al afirmar que cuando el hombre muere acaba todo para él: "Porqué los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga, porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se haga debajo del sol."(Eclesiastés 9:5,6).