PUNTOS SOBRESALIENTES: El matrimonio de Abraham con Cetura; su muerte; nacimiento de Jacob y Esaú; Esaú vende su primogenitura; Isaac y Abimelec; Isaac bendice a Jacob.
VERSÍCULO DE HOY: “Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; para que pues, me servirá mi primogenitura?” (Génesis 25 - 32).
Como el hijo mayor, Esaú tenía el derecho de ser la cabeza de la familia, teniendo así además, el privilegio de ser el líder de la tribu y servir como sacerdote. Pero este hombre con mente mundana no dio importancia a sus responsabilidades espirituales. Consecuentemente vendió su primogenitura por un plato de comida, dando así a conocer su falta de interés en la promesa del pacto que Dios había hecho con su abuelo Abraham.
En la vida de estos dos hermanos se evidenciaban dos formas de vidas diferentes; mientras que Esaú vivía para satisfacer sus deseos presentes, Jacob no solo llegó a ser el antepasado de Cristo, el Mesías.
Aunque alguna de las acciones de Jacob puede que parezcan ser reprochables, él creyó en las promesas de Dios. Al leer la historia de Jacob, parece no merecer ser llamado Israel, aunque ninguna criatura de Dios merece o ha ganado el derecho a las bendiciones de Dios. Es sólo por la misericordia de Dios y por Su gran amor que cualquiera recibe. Sus bendiciones.
Nunca deberíamos criticar las acciones reprochables de otro cristiano. No tenemos forma de conocer su corazón y de cuánto desea complacer a Dios. El puede ser otro Jacob a quien Dios usará para cumplir Sus propósitos.
“Tu quién eres, para juzgar al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme” (Romanos 14:4).
PENSAMIENTO PARA HOY: No debemos juzgar por las apariencias.
CRISTO REVELADO: Como la Simiente Espiritual (Génesis 26:4). Todos los creyentes en Cristo son los hijos de la promesa (Juan 1:12 – 13; 1 Juan 3:9)