22/12/08

LEVÍTICO 11-13

PUNTOS SOBRESALIENTES: Animales que pueden ser comidos; el aseo (purificación) de la mujer después del parto; señales y reglamentos concernientes a la lepra.

VERSÍCULOS DE HOY: “Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo! Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada” (Levítico 13:45-46).

La palabra “leproso” causaba impacto de terror en el corazón de un israelita por dos razones. Primero, la persona que tenía lepra se convertía en un rechazado de la sociedad. Era obligado a dejar su hogar, su familia y su lugar de congregación, vivir fuera del campamento. Cuando alguien se le acercaba, el leproso tenía que gritar, “Inmundo, inmundo.” Pero tal vez la razón más horrible para que la lepra sea tan temida, era porque no se conocía cura para ella.

La lepra simboliza lo horrible del pecado. Destruye el gozo de la vida y si continúa, finalmente lleva a la ruina al cuerpo y al alma. La separación del leproso del lugar de sacrificio y adoración, ilustra como el pecado nos separa de la presencia de Dios (2 Tesalonicenses 1:8-9).

No culpemos a Dios por la maldad y miseria que nos rodea; culpemos a Satanás, que trajo pecado y muerte a este mundo. Cristo es la revelación de nuestro Padre amante, el cual desea impartirnos vida eterna y limpiarnos de pecado.

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

PENSAMIENTO PARA HOY: Cuando Cristo perdona nuestros pecados, El limpia nuestros corazones.

CRISTO REVELADO: A través del alimento limpio del creyente (Levítico 11:47). Nuestro Señor es el Pan de vida (Juan 6:35), suple agua de vida (4:14), y la voluntad de Su Padre fue Su carne (alimento) (4:34).

LEVÍTICO 9-10

PUNTOS SOBRESALIENTES: Primeras ofrendas de Aarón; pecado y muerte de Nadab y Abiú; restricciones para el sacerdocio.

VERSÍCULO DE HOY: “… y la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo. Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron; y se postraron sobre sus rostros” (Levítico 9:23-24).

Los israelitas estaban obligados por la Ley a ofrecer ofrendas por pecados y ofensas. También ofrecían un holocausto de sacrificio público cada mañana y tarde. Pero un holocausto también podía ser traído por uno que sentía la necesidad de venir en humildad ante el Señor, en profunda gratitud por Su misericordia, confesando cualquier ofensa y caídas que no hayan sido específicamente mencionadas en la Ley. Pero más que todo significaba su dedicación y consagración a Dios.

El sacrificio de holocausto podía ser un becerro, carnero u oveja. Los más pobres podían traer un par de tórtolas o dos pichones de paloma (Lucas 2:24), asegurándoles que sus ofrendas serían tan aceptables a Dios, como los regalos costosos de sus vecinos más prósperos.

Pero cualquier cosa que haya sido escogida para la ofrenda, tenía que ser lo mejor de su clase “… macho sin defecto” (Levítico 22:19). Hubiese sido sumamente ofensivo a Dios de ofrecer cualquier cosa que estuviese lisiada, ciega, enferma o imperfecta en cualquier otra forma. Esta ofrenda era un tipo de nuestro perfecto Salvador, el Cordero de Dios que fue, “… sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1:19). Pero esta ofrenda también tenía el propósito de enseñarnos que nosotros, de igual manera, debemos ofrecer lo mejor de nosotros a Dios, lo mejor de nuestro tiempo, talentos y posesiones.

Muchas personas piensan que pueden cumplir con sus propias necesidades primero, y después considerar lo que pueden darle a Dios, si algo les queda. Esto podrá estar de acuerdo con la economía mundial, pero espiritualmente está muy equivocado. Nadie es tan pobre como para no dar.

No podemos esquivar nuestras responsabilidades de servir y de dar, argumentando que alguien lo hará o puede hacerlo mejor.

“Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).

PENSAMIENTO PARA HOY: Cada uno de nosotros es único en el plan de Dios; nadie puede tomar nuestro lugar.

CRISTO REVELADO: A través del sacrificio del cordero sin defecto (Levítico 9:3). Pedro compara a Jesús con un cordero inmaculado (1 Pedro 1:19).