9/2/09

DEUTERONOMIO 1-2

PUNTOS SOBRESALIENTES: Las órdenes de dejar Horeb; el nombramiento de líderes; fracaso de entrar a la Tierra Prometida debido a incredulidad; peregrinaje en el desierto; Israel vence a Sehón.

VERSÍCULO DE HOY: “De este lado del Jordán, en tierra de Moab, resolvió Moisés declarar esta ley…” (Deuteronomio 1:5).

La generación adulta de israelitas que había dejado Egipto, no había reconocido que las dificultades en el desierto no fueron accidentales ni causadas por pobre liderazgo; era el plan de Dios. La jornada en el desierto debería haber hecho que ejercitasen su fe en Su poder, no solo de proveer para sus necesidades, sino también de guiarlos a la Tierra Prometida. Sin embargo se quejaron. Como resultado de su pecado de incredulidad, no pudieron poseer la tierra. Vagaron en el desierto por 38 años más, quizás en la llanura de Moab, cerca de la frontera con la Tierra Prometida.

Después de que la vieja generación murió (excepto Josué y Caleb), Moisés empezó a “declarar” el mensaje original que Dios le había dado a los israelitas 40 años antes en el Monte Sinaí. “Declarar esta ley” significaba más que solo repetir la ley; significaba “compenetrarse en ella;” ir profundamente a la Palabra de Dios y buscar un nuevo significado. Fue dada una nueva revelación del amor de Dios por Su pueblo y repetida cuatro veces (Deuteronomio 4:37; 7:7-8; 10:15; 23:5). Esta nueva garantía del amor de Dios fue para fortalecer la fe de la nueva generación en El, para guiarlos a la Tierra Prometida.

De igual manera para el cristiano, el deseo y esfuerzo de “escudriñar,” de estudiar profundamente la Palabra de Dios, revelará un amor interminable de Dios y fortalecerá la fe de uno para confiar en El en cualquier cosa que venga.

“Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida” (Apocalipsis 22:14).

PENSAMIENTO PARA HOY: El Señor y Su Palabra son más preciosos cada día cuando leemos la Biblia con el deseo de obedecer Su verdad.

CRISTO REPRESENTADO: Por Moisés, quien habló a los hijos de Israel de acuerdo a todo lo que el Señor le había ordenado (Deuteronomio 1:3). Jesús muy fielmente les dijo a otros todo lo que Dios le mandó a decir (Juan 8:28).

DEUTERONOMIO

El libro de Deuteronomio es el quinto y último libro de Moisés y significa “segunda ley.” Fue dado por Moisés, el mediador- representante de Dios a la nueva generación de israelitas, aquellos que aún no habían nacido o que tenían menos de 20 años en el tiempo del Éxodo (con la excepción de Josué y Caleb).

Este libro empieza con una revisión de la historia de Israel desde el primer año después que salieron de Egipto hasta el final de los 40 años de peregrinaje en el desierto (capítulos 1-4). En el tercer mes después del éxodo israelita de Egipto, llegaron al Monte Sinaí (Éxodo 19:1). Allí recibieron los Diez Mandamientos y otras leyes y también construyendo el Tabernáculo. Un año después, fueron guiados a Cades- barnea donde nombraron a doce espías para explorar Canaán, la tierra prometida. (Compare Números 13; Deuteronomio 1:19-28). Diez de los doce espías convencieron al pueblo de que no podían entrar en la Tierra Prometida debido a que los cananeos eran muy fuertes para ser vencidos. Debido a ello, la generación adulta, con la excepción de Josué y Caleb, murieron en el desierto.

Antes de que la nueva generación pudiese entrar en la Tierra Prometida, Moisés les recordó el significado del pacto de Dios y los exhortó a comprometerse a un pacto de relación personal con Dios.

La obediencia es el mensaje central de Deuteronomio. El “obedecer,” en cualquiera de sus formas, es mencionado en Deuteronomio más veces que en cualquier otro libro de la Biblia.

La mayor parte del libro de Deuteronomio trata con la obligación de Israel de obedecer la Palabra de Dios (capítulos 5-26).

Jehová escogió a los israelitas porque los amaba, y estaba cumpliendo la promesa que les había hecho a sus antepasados. Al escoger a los más pequeños en número y posición, Dios mostró al mundo que no fue por ser brillantes, poderosos o buenos que los israelitas atrajeron las bendiciones y la prosperidad de Jehová, sino que fue la misericordia de un Dios poderoso que gobierna los asuntos de la tierra, y que es capaz de bendecir a aquellos que andan en armonía con Sus leyes.

A través de Moisés, Dios reveló Su naturaleza perfecta y santa y Su gran amor por Su pueblo. Los instaba: “Aplicad vuestro corazón… de cumplir todas las palabras de esta Ley. Porque no os es cosa vana; es vuestra vida” (32:46-47). Moisés habló acerca de la nación de Israel y del amor de Jehová por ella, desde el pasado hasta el futuro (4:37; 7:8, 13; 23:5). Cuatro capítulos (27-30) cubren una revelación profética del futuro de Israel.

Deuteronomio concluye con la canción de Moisés, su bendición final a Israel, su muerte y su entierro (capítulos 31-34). En la comisión final a Josué, Moisés le dijo: “Tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría” (31:7).

Este libro también nos revela los principios para recibir bendiciones abundantes de Dios. Nos dice como nos engañamos cuando vivimos en desobediencia a El.

Jesús citó el libro de Deuteronomio más que cualquier otro libro del Antiguo Testamento. Este libro es mencionado más de 80 veces en el Nuevo Testamento.