PUNTOS SOBRESALIENTES: Queja de Efraín; muertes de los reyes de Madián; vestiduras de Gedeón; su muerte; reino y muerte de Abimelec.
VERSÍCULOS DE HOY: “Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa” (Jueces 8:27).
La gran fe de Gedeón brilla como una estrella en las páginas de las Escrituras (Hebreos 11:32). A las órdenes del ángel, destruyó el altar de Baal en la casa de su propio padre(Jueces 6:28-29). En obediencia implícita, redujo a su ejército a 300 hombres para combatir a los vastos ejércitos de Madian, el cual era “innumerable como la arena que está en la ribera del mar en multitud” (7:12). Asimismo, cuando Gedeón fue urgido por todos, y le dijeron, “Sé nuestro Señor,” inmediatamente rechazó la propuesta tentadora diciendo, “Jehová Señoreará sobre vosotros” (8:22-23).
Sin embargo “Gedeón hizo unas vestiduras.”
El arca que contenía los mandamientos, lugar donde moraba Dios, estaba en Silo, centro de adoración nombrado por Dios para Israel; y solo el sumo sacerdote estaba comisionado para llevar las vestiduras. Pero Silo estaba situado en la tribu de Efraín la cual se había mostrado hostil para con Gedeón.
Tal vez este hombre de Dios pensó que, ya que existía tanta hipocrecía en Silo tenía todo el derecho de hacer las vestiduras sacerdotales (Éxodo 28:6-12) y de establecer su propio centro de adoración. A pesar de que sus intenciones eran buenas, el hecho estaba cerrado; y así perdió la batalla de mayor importancia.
Trató de llevar a cabo una obra buena en la manera equivocada. Ni siquiera a un Gedeón piadoso, ni tampoco Moisés, le estaba permitido alterar la Palabra de Dios.
"Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios" (Romanos 10:3).
PENSAMIENTO PARA HOY: Las obras que dan beneficio eterno son aquellas que son bendecidas por el Señor.
CRISTO REPRESENTADO: Por Gedeón, quién liberó a los israelitas de Madián (Jueces 8:22). El Señor Jesús nos ha librado de las manos de nuestros enemigos espirituales, y por ello le corresponde gobernarnos.
VERSÍCULOS DE HOY: “Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa” (Jueces 8:27).
La gran fe de Gedeón brilla como una estrella en las páginas de las Escrituras (Hebreos 11:32). A las órdenes del ángel, destruyó el altar de Baal en la casa de su propio padre(Jueces 6:28-29). En obediencia implícita, redujo a su ejército a 300 hombres para combatir a los vastos ejércitos de Madian, el cual era “innumerable como la arena que está en la ribera del mar en multitud” (7:12). Asimismo, cuando Gedeón fue urgido por todos, y le dijeron, “Sé nuestro Señor,” inmediatamente rechazó la propuesta tentadora diciendo, “Jehová Señoreará sobre vosotros” (8:22-23).
Sin embargo “Gedeón hizo unas vestiduras.”
El arca que contenía los mandamientos, lugar donde moraba Dios, estaba en Silo, centro de adoración nombrado por Dios para Israel; y solo el sumo sacerdote estaba comisionado para llevar las vestiduras. Pero Silo estaba situado en la tribu de Efraín la cual se había mostrado hostil para con Gedeón.
Tal vez este hombre de Dios pensó que, ya que existía tanta hipocrecía en Silo tenía todo el derecho de hacer las vestiduras sacerdotales (Éxodo 28:6-12) y de establecer su propio centro de adoración. A pesar de que sus intenciones eran buenas, el hecho estaba cerrado; y así perdió la batalla de mayor importancia.
Trató de llevar a cabo una obra buena en la manera equivocada. Ni siquiera a un Gedeón piadoso, ni tampoco Moisés, le estaba permitido alterar la Palabra de Dios.
"Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios" (Romanos 10:3).
PENSAMIENTO PARA HOY: Las obras que dan beneficio eterno son aquellas que son bendecidas por el Señor.
CRISTO REPRESENTADO: Por Gedeón, quién liberó a los israelitas de Madián (Jueces 8:22). El Señor Jesús nos ha librado de las manos de nuestros enemigos espirituales, y por ello le corresponde gobernarnos.