25/10/09

2 SAMUEL 15- 16

PUNTOS SOBRESALIENTES: Popularidad de Absalón y conspiración contra David; David escapa de Jerusalén; engaño de Siba; maldición de David a Simei; entrada de Absalón a Jerusalén.



VERSÍCULOS DE HOY: "Y un mensajero vino a David, diciendo: El corazón de todo Israel se va tras Absalón. Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalón; daos prisa a partir, no sea que ... hiera la ciudad a filo de espada" (2 Samuel 15:13-14).

Uno de los pasajes más penosos de la Biblia es el que relata cómo el Rey David tuvo que escapar de su hijo Absalón. Al viejo rey se le describe angustiado, corriendo sin zapatos y con la cabeza cubierta a través de las colinas hacia el Monte de los Olivos.

Simei, uno de los parientes de Saúl, persiguió a David cuando éste escapaba de Jerusalén, insultándolo y arrojándole piedras. Acusó a David de ser responsable de la muerte de Saúl y de "toda la sangre de la casa de Saúl" (2 Samuel 16:8).

Esta acusación era falsa y Abisai pidió permiso a David para matar a Simei. David se negó diciendo: "Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David"(16:10).

David creyó que habia perdido el trono debido a su pecado, por lo tanto merecía la humillación e insultos del pariente de Saúl.

Muchas veces reaccionamos peleando o buscamos venganza y no vemos la mano de Dios en nuestros sufrimientos. Pero una vez que vemos esta verdad y nos rendimos a El, descubrimos Su perfecta voluntad. El privilegio más grande que los cristianos podemos tener es el de rendir nuestra voluntad a Sus caminos. Dios nos enseña el hermoso privilegio de aceptar Sus caminos llenos de amor.

"Como son más altos de los cielos de la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" (Isaías 55:9).

PENSAMIENTO PARA HOY: Dios es nuestra fortaleza en momentos de tribulación.

CRISTO REVELADO: Por medio de David al rechazar a su gente cuando querían ejecutar a sus enemigos (2 Samuel 16:10-11); compare 1 Samuel 26:8-9; Lucas 9:54-56.

24/10/09

2 SAMUEL 13-14

PUNTOS SOBRESALIENTES: Amnón peca contra Tamar; la venganza de Absalón; su fuga; Joab arregla retorno de Absalón.





VERSÍCULO DE HOY: "Mas Absalón huyó... Y David lloraba por su hijo todos los dias" (2 Samuel 13:37).

Después de que el gran pecado de David fue de conocimiento público, parece que estaba lleno de remordimiento. Ya no se le veía en público y su palacio llegó a ser su lugar para ocultarse.

El pecado trae siempre efectos secundarios, con frecuencia acompañados de consecuencias que van más allá de todo cálculo y predicción. David había vivido una vida hasta ese momento que agradaba a Dios, pero sus hijos mayores no siguieron su buen ejemplo, por el contrario, siguieron sus caminos pecaminosos.

Su hijo mayor Amnón, violó cruelmente a su hermanastra Tamar, pero David no castigó a su hijo como la Ley lo requería. Luego Absalón, motivado por una ambición personal de llegar a ser rey y con odio hacia Amnón por haber violado a su hermana, tomó con gusto la oportunidad de hacer justicia. Finalmente asesinó a su hermanastro Amnón, el cual era el heredero al trono.

Los crímenes de los dos hijos de David pueden haber hecho que recordara los dos pecados similares que él había cometido: adulterio y asesinato.

Las consecuencias del pecado no pueden ser evitadas, postergadas o ignoradas por nadie, ya sea rey o súbdito. El pecado trae siempre inmensurable sufrimiento y pena perpetua.

"Antes exortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado" (Hebreos 3:13).

PENSAMIENTO PARA HOY: Todo aquel que compromete sus convicciones cristianas por su satisfacción propia, se expone a los ataques de Satanás.

CRISTO REVELADO: Por medio de la restauración de Absalón por parte de David (2 Samuel 14:33). Si la compasión de un padre terrenal lo reconcilia con su hijo alejado, cuánto más nuestro Padre Celestial nos reconciliará con El cuando cofesemos nuestro pecado.