Debido a los pecados de los israelitas, el profeta Jeremías profetizó: "Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años .... Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar" (Jeremías 25:11; 29:10; compare 2 Crónicas 36:22-23; Esdras 1:1-3).
En cumplimiento de la profecía, el Rey Joacim de Judá fue conquistado por Nabucodonosor, quien empezó a deportar al pueblo a Babilonia. Veinte años más tarde, Jerusalén fue derrotada, el Templo fue destruido y la mayoría de los israelitas que quedaban fueron llevados a Babilonia.
Finalmente, los medos y persas, unidos, conquistaron Babilonia y la hicieron parte del Imperio Persa.
El libro de Esdras habla acerca de un número pequeño de exiliados fieles que tuvieron la valentía de volver a Jerusalén después de que el Rey Ciro de Persia animó al pueblo judío a que: "edifique la casa a Jehová Dios de Israel" (1:3).
La primera expedición a Jerusalén ( capítulos 1 - 2), compuesta de 42 360 judíos y 7 337 sirvientes (2:64 - 65), fue dirigida por Zorobabel, el nieto del rey Joconías (Joaquim) (1 Crónicas 3:17-19).
Al llegar a Jerusalén, construyeron un altar y cumplieron con la celebración de la Fiesta de los Tabernáculos. En dos años completaron sólo los cimientos del Templo (Esdras 3 - 4).
Durante este tiempo enfrentaron una fuerte oposición de los samaritanos, quienes finalmente consiguieron un decreto para detener el trabajo (4:21).
Cerca de 14 años más tarde, a través de la predicación de la Palabra de Dios, tal y como lo registran los libros de Hageo y Zacarías, nuevamente "comenzaron a reedificar la casa de Dios" (5:1-2) y la terminaron en cuatro años a pesar de la intensa oposición (capítulos 5 - 6).
Entre los capítulos 6 y 7, existe un intervalo de cerca de 60 años. Los eventos ocurridos durante este tiempo se registran en el libro de Ester, así como las muertes de Zorobabel y de Hageo, y posiblemente de Zacarías.
Cerca de 80 años después de la expedición de Zorobabel, Esdras dirigió cerca de 1 800 hombres judíos (unas 5 000 personas sumando mujeres y niños) desde la capital persa hasta Jerusalén (capítulos 7-8). Cuando llegaron, Esdras descubrió que la Ley de Dios había sido descuidada y que muchos de los israelitas se habían casado con gente de naciones paganas. Esdras decidió corregir esto inmediatamente y empezó a dirigir al pueblo hacia una renovación de adoración verdadera (capítulos 9 - 10).