11/12/09

ESDRAS 1 - 2

PUNTOS SOBRESALIENTES: Decreto de Ciro para reconstruir el Templo; lista de judíos que volvieron del cautiverio.

VERSÍCULOS DE HOY: "Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos ... y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien hay entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén ..." (Esdras 1:2-3).

El Señor "despertó el espíritu" de Ciro, el famoso rey de Persia e hizo que se emitiera un decreto que permitiría a los israelitas volver a Jerusalén y reconstruir el Templo (Esdras 1:1-3).

La mayoría de la nueva generación de israelitas no tenían deseo de dejar Babilonia, símbolo del sistema mundial, y tampoco tenían la visión de reconstruir el Templo en la vieja ciudad de Jerusalén en ruinas, la cual estaba a 800 kilómetros de distancia.

En efecto, estaban disfrutando los lujos, libertad y prosperidad del nuevo imperio persa. Sólo unos pocos, cuyos corazones fueron tocados por  Dios (1:5) estaban dispuestos a llevar a cabo el peligroso y largo viaje de cuatro meses a pie, a sacrificar todos los placeres sociales y materiales de Babilonia y de devolver con Zorobabel al lugar donde podían realmente adorar a Dios.

La mayoría de cristianos hoy en día están envueltos y motivados por posesiones y placeres terrenales. Son pocos los que buscan complacer al Señor por encima de todo.

Así como un israelita no podía cumplir con la voluntad de Dios para con su vida mientras se mantuviese en Babilonia, el cristiano no puede complacer al Señor o experimentar satisfacción verdadera, hasta que no rechase a sus "Babilonias" y desee primero permitir que Cristo guíe su vida.

"Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Filipenses 2:13).

PENSAMIENTO PARA HOY: ¿Cuánto  está dispuesto a ceder para complacer al Señor?

CRISTO REPRESENTADO: Por Sesbasar, el príncipe (gobernador) de Judá (Esdras 1:8). Cristo es el Príncipe de Paz (Isaías 9:6) y el León de la tribu de Judá (Apocalipsis 5:5).

10/12/09

ESDRAS

Debido a los pecados de los israelitas, el profeta Jeremías profetizó: "Toda esta  tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia  setenta años .... Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar" (Jeremías 25:11; 29:10; compare 2 Crónicas 36:22-23; Esdras 1:1-3).

En cumplimiento de la profecía, el Rey Joacim de Judá fue conquistado por Nabucodonosor, quien empezó a deportar al pueblo a Babilonia. Veinte años más tarde, Jerusalén fue derrotada, el Templo fue destruido y la mayoría de los israelitas que quedaban fueron llevados a Babilonia.

Finalmente, los medos y persas, unidos, conquistaron Babilonia y la hicieron parte del Imperio Persa.

El libro de Esdras habla acerca de un número pequeño de exiliados  fieles que tuvieron la valentía de volver a Jerusalén después de que el Rey Ciro de Persia animó al pueblo judío a que: "edifique la casa a Jehová Dios de Israel" (1:3).

La primera expedición a Jerusalén ( capítulos 1 - 2), compuesta de  42 360 judíos y 7 337 sirvientes (2:64 - 65), fue dirigida por Zorobabel, el nieto del rey Joconías (Joaquim) (1 Crónicas 3:17-19).

Al llegar a Jerusalén, construyeron un altar y cumplieron con la celebración de la Fiesta de los Tabernáculos. En dos años completaron sólo los cimientos del Templo (Esdras 3 - 4).

Durante este tiempo enfrentaron una fuerte oposición de los samaritanos, quienes finalmente consiguieron un decreto para detener  el trabajo (4:21).

Cerca de 14 años más tarde, a través de la predicación de la Palabra de Dios, tal y como lo registran los libros de Hageo y Zacarías, nuevamente "comenzaron a  reedificar la casa de Dios" (5:1-2) y la terminaron en cuatro años a pesar de la intensa oposición (capítulos 5 - 6).

Entre los capítulos 6 y 7, existe un intervalo de cerca de 60 años. Los eventos ocurridos durante este tiempo se registran en el libro de Ester, así como las muertes de Zorobabel y de Hageo, y posiblemente de Zacarías.



Cerca de 80 años después de la expedición de Zorobabel, Esdras dirigió cerca de 1 800 hombres judíos (unas  5 000 personas sumando mujeres y niños) desde la capital persa  hasta Jerusalén (capítulos  7-8). Cuando llegaron, Esdras descubrió que la Ley de Dios había sido descuidada y que muchos de los israelitas se habían casado con gente de naciones paganas. Esdras decidió corregir esto inmediatamente y empezó a dirigir al pueblo hacia una renovación de adoración verdadera (capítulos 9 - 10).