El mensaje del profeta Joel al Reino Sur de Judá se debió a una calamidad nacional. Una invasión de langostas arrasó el país, devorando cosechas y despojando todas las hojas de los árboles. Esto fue seguido por un terrible hambre. Joel habló del juicio de Dios como una ilustración del resultado de una nación sin frutos espirituales. El pueblo necesita reavivamiento por la venida de "el día de Jehová" (1:15; 2:1,11,31; 3:14).
Las langostas fueron descritas como un ejército, soldados, caballos y carrozas, símbolo de los enemigos que Dios permitiría que invadieran a Israel debido a sus pecados (2:4-7).
El profeta también profetizó de un día futuro cuando Dios derramaría Su Espíritu "sobre toda carne". Pedro en Pentecostés (Hechos 2:21) y Pablo a los Romanos (Romanos 10:13) citaron a Joel: "... todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo" (2:32).
Nosotros estamos viviendo en los "últimos dias" que empezaron en el día de Pentecostés, y el Espíritu de Dios está siendo derramado. Esto significa que muchos pueden recibir a Cristo como Salvador y Señor y ser llenos de Su Espíritu ( Hechos 2:38; Juan 7:37-38; Efesios 5:18).