8/7/10

I y II Corintios

Pablo escribió la primera carta a la iglesia de Corinto para corregir muchos problemas graves entre sus miembros. La iglesia estaba dividida en varios grupos y había otros pecados que estorbaban seriamente el crecimiento espiritual de la iglesia. Dijo que eran cristianos faltos de madurez, bebés incapaces de juzgar espiritualmente.

I Corintios 13 es uno de los capítulos más amados del Nuevo Testamento, pues da una definición general del amor. El capítulo 15 es una de las más bellas explicaciones de la resurrección del Señor.

II Corintios se escribió para elogiar a la iglesia por haber corregido sus errores. Partes de la carta son alegres porque muchos se habían arrepentido al leer la primera carta. Pero en partes también, Pablo les reprende porque algunos todavía eran desconfiados y "criticones", buscando manchar el carácter del apóstol.

Pablo les desafió a separarse del mundo, diciendo: "Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo" (6:17).

Y les insistió acerca de la absoluta certeza de vida más allá de la muerte: "Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos"(5:1).

7/7/10

ROMANOS 14 - 16

PUNTOS SOBRESALIENTES: La ley del amor concerniente a asuntos dudosos; creyentes judíos y gentiles comparten la misma salvación; deseo de Pablo de visitar Roma; saludos personales.

VERSÍCULO DE HOY: "¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme" (Romanos 14:4).

Una de las mayores tentaciones es juzgar a otros. Pero el Espíritu Santo revela claramente en estos versículos que cada creyente es responsable ante el Señor, quien es el único con autoridad para juzgar. Dios no necesita nuestra opinión sobre la condición espiritual de Sus siervos. No importa los años de experiencia de un cristiano (o la falta de ellos). Toda crítica, condenación y juicio a otros es arrogancia, conducta no cristiana que debemos abandonar.

Si juzgamos al hermano, usurpamos el papel del Señor y, de hecho, nos colocamos sobre El. Es muy peligroso hacer el papel de "Espíritu Santo" en la vida de esa persona. ¡Cuántas disputas, amarguras y problemas se evitarían si los cristianos no nos juzgáramos unos a otros!.

"Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos apareceremos ante el tribunal de Cristo ... De manera que cada uno de nosotros dará a Dios ..." (Romanos 14:10,12-13).

PENSAMIENTO PARA HOY: El dar, no el obtener, es la clave para ser una bendición, así como para recibir bendición.