9/8/10

HEBREOS 8 - 10

PUNTOS SOBRESALIENTES: El nuevo pacto; el sacrificio perfecto de Cristo comparado con los sacrificios imperfectos bajo la Ley; exhortación a la firmeza de nuestra fe.

VERSÍCULOS DE HOY: "Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo .... Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura" (Hebreos 10:19,22).

El sacerdocio aarónico, los sacrificios de animales, y las ceremonias del Templo, todos se cumplieron en Cristo. No solo es Cristo el único y verdadero sacrificio, sino que es también el Eterno Sumo Sacerdote.

Cuando Jesús murió en la cruz, Dios rompió el velo del Templo de arriba a abajo. Este acto divino anunció que los cristianos tienen el privilegio de acercarse al trono de Dios en oración mediante Jesucristo, nuestro Eterno Sumo Sacerdote. No solo tenemos acceso a Su presencia por la oración, sino que "acerquémonos", significa que tenemos el privilegio de vivir en Su presencia diariamente.

El adorador judío no tenía el privilegio de entrar en la presencia de Dios en el Lugar Santísimo, pero a través de Cristo el creyente puede habitar en la presencia del Altísimo a cada instante de cada día, en cada circunstancia, "por el camino nuevo y vivo que él nos abrió" (Hebreos 10:20).

PENSAMIENTO PARA HOY: Dios nos creo de tal manera que nunca podemos estar satisfechos hasta que no vivamos para complacerle a El.

8/8/10

HEBREOS 5 - 7

PUNTOS SOBRESALIENTES: Cristo, el Sumo Sacerdote; orden sacerdotal de Melquisedec; sacerdocio aarónico inferior al sacerdocio de Cristo.

VERSÍCULO DE HOY: "Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón" (Hebreos 5:4).

Aarón, el primer sumo sacerdote, no fue seleccionado por el pueblo sino por Dios. En el Día de la Expiación, Dios le ordenó hacer expiación primeramente por sus pecados, y después por los pecados de su familia. Luego podía hacer expiación por los pecados del pueblo (Levítico 16:11-15).

En contraste, en el Gran Día de la Expiación, en el Calvario, no hubo necesidad de que Cristo hiciera sacrificio por sus pecados, puesto que era el Hijo de Dios sin pecado. Jesús nos asegura que El siempre está listo para interceder por nosotros ante el trono de Dios. Por eso, en todos los aspectos, es claramente superior al sacerdocio de Aarón.

¡Qué consuelo es saber que en cualquier momento, de día y de noche, podemos acercarnos a Dios "en el nombre de Jesús", confesar nuestros pecados y recibir Su gracia y misericordia mediante nuestro Sumo Sacerdote!.

El nos ha asegurado: "He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20).

PENSAMIENTO PARA HOY: No existe un pecado que sea tan grande que la misericordia de Dios no pueda perdonar.