24/12/10

Crisis económica (5ta parte)

Sin embargo, los ricos no aullarán sólo por causa de las huelgas. La recesión económica se aproxima como un fantasma. Los países ricos están asustados. Estados Unidos vive uno de los momentos  más críticos de su historia. El mercado inmobiliario está casi parado y arrastra consigo toda la actividad del pais. Hay gente desempleada y las familias devuelven sus casas a los bancos porque no están en condiciones de seguir pagando. En un intento urgente por disminuir la crisis, la Reserva Federal del país bajó los intereses nueve veces consecutivas. La Administración y el Congreso tratan de arreglar un paquete para estimular la economía. El mercado parece un gigante adormecido que intenta levantarse y no lo logra.
Ante este panorama sombrío, muchos estadounidenses se preguntan angustiados: ¿Qué es lo que sucede? Pocos saben que esto es apenas el principio de los dolores. Según Isaac Joshua, director de Conferencias en Ciencias Económicas de la Universidad París XI, la situación tambaleante de las tres más grandes economías mundiales es uno de los aspectos aterradores con relación al futuro. La japonesa en recesión, la estadounidense trantando de salir de la recesión y la europea, en desaceleración rápida. 

Como siempre ocurre en toda situación de riesgo, los que más sufrirán serán los pobres. ¿Dramático? Con toda seguridad. Pero ellos, por lo menos, están acostumbrados a padecer. Recuerda que cerca de 800 millones de personas duermen con hambre todos los días. Piensa ahora en la clase media que aunque siempre se queja, tiene para comer. Piensa en los ricos, que no saben lo que es la necesidad y se aferran al dinero como la fuente de seguridad. Sin duda serán los que aullarán por causa de las riquezas, las cuales no les servirán de nada y se desvanecerán en fracción de minutos.

Durante el colapso financiero que en 1929 afectó la Bolsa de valores en Estados Unidos hubo millonarios que de un momento a otro perdieron todo.... y se suicidaron. Parecía una pesadilla de la que no despertaban nunca. Perdieron todas sus posesiones. El dinero se evaporó como si fuese agua. El país necesitó años para librarse del trauma.

El dinero es importante, pero cuando el ser humano se encuentra alejado de Dios vive permanentemente insatisfecho. Se transforma en una obsesión. Su corazón es como la tierra sedienta del desierto. Necesita agua. Sin embargo, el hombre confunde las cosas. Corre tras el dinero y se aferra a él como si fuera su única fuente de seguridad. Es arena. Pura arena. Arena sin consistencia.

Jesús lo dijo: "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió la lluvia,  y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina"(San Mateo 7:24-27).

Vienen tiempos peligrosos. Lluvia, ríos y vientos financieros se aproximan sobre la Tierra. La Biblia dijo que sería así. Cuando esos tiempos lleguen, ¿dónde estará edificada tu casa?

La respuesta es sólo tuya.

22/12/10

Crisis económica (4ta parte)

La mayoría de los conflictos sociales que perturban al mundo moderno tienen raíz en los sentimientos de frustración, injusticia y desesperación que alberga el pueblo. Si a todo eso se le añade la desigualdad y la discriminación, entonces tenemos, como resultado, la lucha de clases profetizada en la Biblia como una de las señales del retorno de Cristo.

Para completar el cuadro, hoy el pueblo está cada vez más consciente de la desigualdad y la injusticia. Casi todas las personas tienen acceso  a la información a través de la radio, la televisión y otros vehículos de comunicación. Estos medios estimulan el consumismo entre los que tienen recursos para comprar. Muestran, en forma ostentosa, estilos de vida y productos que están lejos del alcance de la inmensa mayoría. Como consecuencia de esta globalización de la información y de las comunicaciones, las disparidades se perciben escandalosamente. Las clases sociales más necesitadas se llenan de indignación y de odio.

Esa conciencia de las desigualdades hace que las personas se convenzan de que el mundo en que viven es injusto. El concepto conformista de "estar destinados a ser pobres porque el mundo es como es" no satisface al hombre de nuestros días. Los promotores de la violencia aprovechan la situación para conseguir seguidores. En los últimos años ha proliferado el número de protestas públicas, vandalismo, terrorismo y delincuencia porque el pueblo quiere cambiar el presente estado de cosas pero no conoce el evangelio. Ignora que la lucha armada no es el remedio para el problema.


La lucha social continúa. Es el resultado de las injusticias, de la avaricia y del egoísmo colectivo. Pero no se queda ahí. Cuando el apóstol Santiago decía que el jornal de los trabajadores clamaría por lo que no les había sido pagado, también se refería a las huelgas y los movimientos sindicales.

Alemanía hace poco pasó por un caos, ya que el sindicato alemán Verdí anunció que continuaría por plazo indefinido la huelga en los servicios de aeropuertos y ferrocarriles, al tiempo que en calles y circuitos de la capital alemana se registraron numerosas congestiones de tránsito.

En Estados Unidos , la General Motors anunció el cierre de varias de sus plantas y recortó la producción en otras, debido a la huelga de los trabajadores de uno de sus principales proveedores.

Lo mismo sucedió en el Brasil. La policía civil de Rió de Janeiro estuvo parada reivindicando mejores condiciones de trabajo. En la Argentina el sindicato de conductores reclamó aumento de sueldos. En el Perú la gente estuvo saliendo  a las calles a protestar, y en la República de Bolivia ser armaron piquetes para paralizar el tránsito en cinco estados.

Yo te desafío. Dale una mirada al noticioso mundial y verás innúmeras huelgas. Sucede todos los días en todos los países. La lucha entre capital y el trabajo estaba anunciada en la Biblia desde hace mucho tiempo. Es una de las señales del retorno de Jesucristo.