Sin embargo, los ricos no aullarán sólo por causa de las huelgas. La recesión económica se aproxima como un fantasma. Los países ricos están asustados. Estados Unidos vive uno de los momentos más críticos de su historia. El mercado inmobiliario está casi parado y arrastra consigo toda la actividad del pais. Hay gente desempleada y las familias devuelven sus casas a los bancos porque no están en condiciones de seguir pagando. En un intento urgente por disminuir la crisis, la Reserva Federal del país bajó los intereses nueve veces consecutivas. La Administración y el Congreso tratan de arreglar un paquete para estimular la economía. El mercado parece un gigante adormecido que intenta levantarse y no lo logra.
Ante este panorama sombrío, muchos estadounidenses se preguntan angustiados: ¿Qué es lo que sucede? Pocos saben que esto es apenas el principio de los dolores. Según Isaac Joshua, director de Conferencias en Ciencias Económicas de la Universidad París XI, la situación tambaleante de las tres más grandes economías mundiales es uno de los aspectos aterradores con relación al futuro. La japonesa en recesión, la estadounidense trantando de salir de la recesión y la europea, en desaceleración rápida.
Como siempre ocurre en toda situación de riesgo, los que más sufrirán serán los pobres. ¿Dramático? Con toda seguridad. Pero ellos, por lo menos, están acostumbrados a padecer. Recuerda que cerca de 800 millones de personas duermen con hambre todos los días. Piensa ahora en la clase media que aunque siempre se queja, tiene para comer. Piensa en los ricos, que no saben lo que es la necesidad y se aferran al dinero como la fuente de seguridad. Sin duda serán los que aullarán por causa de las riquezas, las cuales no les servirán de nada y se desvanecerán en fracción de minutos.
Durante el colapso financiero que en 1929 afectó la Bolsa de valores en Estados Unidos hubo millonarios que de un momento a otro perdieron todo.... y se suicidaron. Parecía una pesadilla de la que no despertaban nunca. Perdieron todas sus posesiones. El dinero se evaporó como si fuese agua. El país necesitó años para librarse del trauma.
El dinero es importante, pero cuando el ser humano se encuentra alejado de Dios vive permanentemente insatisfecho. Se transforma en una obsesión. Su corazón es como la tierra sedienta del desierto. Necesita agua. Sin embargo, el hombre confunde las cosas. Corre tras el dinero y se aferra a él como si fuera su única fuente de seguridad. Es arena. Pura arena. Arena sin consistencia.
Jesús lo dijo: "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió la lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina"(San Mateo 7:24-27).
Vienen tiempos peligrosos. Lluvia, ríos y vientos financieros se aproximan sobre la Tierra. La Biblia dijo que sería así. Cuando esos tiempos lleguen, ¿dónde estará edificada tu casa?
La respuesta es sólo tuya.
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