11/12/10

Una generación erotizada (2da parte)

Pero la cuestión no se limita a los incrédulos. En los círculos llamados "cristianos" también se levantan voces para defender la idea de que "el análisis bíblico sensato e inteligente muestra que todas las personas, independientemente de raza, género y orientación sexual, fueron recibidas por Jesús, y por tanto, no veo porqué los homosexuales o las lesbianas están equivocados en su manera de ser".

Estas son palabras de Mario Ribas, bachiller en Teología por la Universidad de Princeton, Inglaterra, con maestría en Ciencias de la Religión y pastor de una gran iglesia evangélica.

¿Qué le pasa al mundo cristiano? ¿Por qué, de repente, lo que la Biblia considera pecado pasa a ser visto como normal y la aceptación de la homosexualidad comienza a ser llamada "una expresión de la gracia de Cristo"? Las palabras de Jesús registradas en la Biblia anunciaban que en los últimos días esto sería así: "Asimismo como sucedió en los días de Lot... Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste"(Lucas 17:28,30).

¿Cómo eran los dias de Lot? En el libro de Génesis se registra la historia. Los habitantes de Sodoma eran tan corruptos que intentaron derribar la puerta de Lot para sacar a los hombres que se hospedaban en su casa con el fin de practicar sexo con ellos. Es por eso que el diccionario define a la palabra homosexualidad también como sodomía. En los días de Lot la homosexualidad era moda, y Dios demostró su desacuerdo con la conducta humana de aquellos tiempos.

Jesús predijo que los tiempos finales serían como los días de Lot.

La Biblia enseña que Dios ama a todas las personas. Los homosexuales, como cualquier ser humano, son objetos del amor y la misericordia divinos. Pero Jesús vino a este mundo no sólo para perdonar al pecador. Vino también para transformarlo y hacerlo una nueva criatura. El apóstol San Pablo lo explica de modo simple: "Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo... haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira... teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo... En cuanto a la manera pasada de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos... y vestíos de nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad"(Efesios 2:1-3; 4:18-20,22,24).

Aquí el apóstol habla de transformación. Todos los seres humanos, indistintamente de cuál sea su pecado, necesita pasar por el milagro de la conversión. La conversión involucra arrepentimiento, perdón y abandono de la manera pasada de vivir. A la luz de lo que el apóstol Pablo dice, es imposible aceptar la idea, políticamente correcta, de que por el hecho de ser amor Dios acepta las desviaciones de conducta del ser humano.

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