15/12/10

Una generación erotizada (4ta parte)

-Yo no soy espiritual- me dijo un día un hombre al que visitaba en la prisión.

Estaba allí como resultado de una vida sin restricciones. No lo sabía, pero sí era espiritual. De otro modo no hubiera insistido tanto para que yo fuera a visitarlo.

El problema del hombre de nuestros días es que no reconoce ser espiritual. Sin embargo, el hecho de que no lo acepte no cambia la realidad. La espiritualidad de su ser no depende de él. Está por encima de su control. Un día salió de las manos del Creador, y sólo será completo viviendo en armonía con él y respetando la unidad de su ser.


Veamos un ejemplo. Toma un pajarito y colócalo en una jaula de oro adornada de diamantes. Llénale la jaula de alimento, agua y si deseas, colócale un sistema de aire acondicionado que se adapte a sus necesidades. ¿Crees que va a ser feliz algún dia? Jamás. Su naturaleza es de pajarito. Nació para volar. Es verdad que necesita agua y comida, pero lo que lo vuelve feliz es su libertad.

¿Sabes lo que sucedió con el ser humano? Piensa que es libre porque puede hacer lo que quiere, pero vive prisionero del placer. El Dr. Mario Veloso, poeta, escritor y un amigo personal, afirma que para vivir no es suficiente la libertad formal. Un país o un gobierno garantiza la libertad del cuerpo, no la del alma.

La angustia del hombre que vive en los países de régimen totalitario, donde no hay libertad, se repite en el corazón de personas que viven en lugares donde hay plena libertad. ¿Por qué? Porque el hombre es psicológicamente prisionero de sus complejos, tendencias, egoísmo, ambiciones, envidias, vicios y todo lo que constituye el lado negro de la psicología humana.

Un ser cautivo no puede ser feliz. Usa la vida para el placer. Manifiesta sus sentimientos usando la violencia. Disfruta de la inmoralidad. Falsifica la vida. Crea filosofías alienantes. En fin, cada ser humano que hace caso omiso de su dimensión espiritual construye las rejas de su propio cautiverio. Por increible que parezca, las que más aprisionan al ser humano moderno son, de acuerdo con Veloso, la obscenidad, la pornografía, la violencia y la homosexualidad.

El autor David Levy publicó su libro "Love and Sex with Robots"[Amor y sexo con robots]. Después de investigar sobre las posibles relaciones de humanos con robots, el autor llega a la conclusión de que para las personas que no logran establecer relaciones satisfactorias con otros seres humanos, existe la posibilidad de establecer ese tipo de relaciones con las máquinas. No es broma.

La intención de Levy puede ser buena; pero, para que el sexo sea una fuente de satisfacción plena y haga del ser humano una persona feliz, necesita ser un acto físico, mental y espiritual. Si el sexo es sólo un acto físico, es frustrante, y deja el sabor amargo del vacío y de la insatisfacción.

Entonces, ¿qué hace el hombre para atender el clamor de su corazón necesitado? Se zambulle de cabeza en todo tipo de perversiones y depravaciones. Cae en el terreno de la pedofilia, la zoofilia, el sadismo, el masoquismo, la homosexualidad y toda forma de desviación de conducta.

Entonces sucede lo que la Biblia dice: "Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío"(Romanos 1:26,27).

No hay comentarios: