21/11/10

Un mundo sin Dios (3era Parte)

Eso da origen a un cristianismo sin Cristo. El Sunday Times publicó una noticia que alarmó a muchos cristianos. Dirigentes eclesiásticos de un pais europeo escribieron una plegaria, denominada "La resolución del milenio", para marcar la llegada del año 2000. En dicha plegaria se omite toda referencia a Dios y a Jesucristo.

¿Es este el cristianismo posmoderno? ¿Es esta la conversión del agnosticismo al cristianismo o es la simple secularizacíón del cristianismo? El apóstol Pablo mencionaba este tipo de cristianismo como una señal de los tiempos del fin al decir: "Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella"(2 Timoteo 3:5).

Cuando un cristianismo toma el nombre del Cristo pero no vive sus enseñanzas, pierde autoridad. Personas de religiones no cristianas que viven en Europa no aceptan el cristianismo porque ven el estado de corrupción de los líderes espirituales. Según los participantes de un encuentro de laicos católicos, denominado "Operación Movilización", los no cristianos están espantados a causa de la delincuencia, la protitución y la pornografia que está extendida, incluso, dentro del mundo cristiano. Mónica Maggio, voluntaria cristiana, afirma que los no cristianos no le encuentran sentido al caos de la sociedad occidental y los cristianos, con su deterioro religioso, no están en condiciones de ayudarla.

La revista "Reader´s Digest" realizó un estudio y concluyó que, en Alemania, el 20% de las personas que se consideran protestantes y el 10% de  los católicos, en realidad, son deistas. Creen en Dios , pero eso no afecta su vida. Según la revista alemana "Der Spiegel", las iglesias cristianas de Alemania cayeron en la irrelevancia. Los valores cristianos tienen cada vez menos impacto en la sociedad. De acuerdo con una encuesta reciente, sólo el 37% de la población alemana considera que la iglesia debería impartir valores morales. El público alemán considera que la policía, los partidos políticos y la organización ambientalista Green Peace están mejor calificados que las iglesias para difundir valores.

La verdad es que la criatura determinó, en su corazón, no creer más en Dios, o creer en él apenas como una energía despersonalizada, una fuerza interior o simplemente un dios, con minúscula, que puede manejar a su antojo. Sacó al Dios creador, soberano y todopoderoso del escenario de su existencia.

A pesar  de la actitud atrevida de la criatura, y lejos de morir, como hubiera querido Nietzsche, Dios continúa en el control de la vida y del universo. Quedó apenas "la soledad del hombre", usando las propias palabras de la filósofo. ¿Qué hombre? Un hombre que hunde cada día más en la arena movediza de su raciocinio. "Habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos... profesando ser sabios, se hicieron necios"(Romanos 1:21,22), afirmó el apóstol Pablo más de dos milenios atrás.

Volvamos a mi profesor agnóstico. Entre los argumentos que él usaba, intentando "probar" que el Dios personal que los cristianos adoran no existe, estaba la supuesta existencia de una energía cósmica que impregnaría todo lo que se mueve en el cielo y la Tierra. En realidad, él creía en Dios pero no lo llamaba Dios; lo llamaba energía. Llevaba una cadena de oro en el pecho. En el extremo de la cadena pendía una pequeña pirámide de cristal; según él, para atraer la energía cósmica del universo. La Biblia ya describía este tipo de pensamiento, muchos siglos atrás, al decir: "Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador"(Romanos 1:25).

Este hombre, de mente inquisitiva, profesor de inglés en una famosa escuela de idiomas para ejecutivos en Manhatan, había dejado de dar culto al Creador y honraba a la criatura. Su atención se dirigía a una piedra de cristal. Cuando las cosas le iban mal, tomaba la piedra y se concentraba en ella, casi con devoción, para recibir las "radiaciones energéticas". Consideraba eso más sabio e inteligente que elevar su clamor a Dios.

Esta es la realidad de nuestros días. La humanidad ha vuelto sus ojos hacia la criatura en lugar de dirigirlos al Creador. Hay gente que no sale de casa sin consultar el horóscopo. Cree que su destino está determinado por los astros.

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