15/2/10

ISAÍAS 1 - 4

PUNTOS SOBRESALIENTES: El pecado de la nación; exhortación de Isaías al arrepentimiento; venida del reino de Cristo; futuro glorioso de Jerusalén.

VERSÍCULO DE HOY: "El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento" (Isaías 1:3).

Durante el ministerio de Isaías, Israel la nación de diez tribus, fue vencida por Asiria. La carga de Isaías era traer al remanente de la pequeña nación de Judá a los caminos del Señor: "... lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestra obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo" (Isaías 1:16), "Venid, oh casa de Jacob, y caminemos a la luz de Jehová" (2:5). La nación provocó a ira al Santo de Israel al poner su fe en dioses falsos (1:4).

Aunque Dios los había escogido para ser Su pueblo, librado de la esclavitud de Egipto, llevado a través de los viajes en el desierto, y dado la Tierra Prometida, no se mantuvieron fieles a Él . Consecuentemente, el profeta Isaías miró más allá de sus pecados y del inminente juicio de Dios, hacia un futuro glorioso cuando el pueblo de Dios sería establecido en paz.

Nosotros miramos hacia ese día cuando el Rey de Reyes reinará; cuando "solo Jehová será exaltado" (2:17).

"Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios" ( II Corintios 7:1).

PENSAMIENTO PARA HOY: La desobediencia continua ciega los ojos de uno a la voluntad de Dios.


CRISTO REVELADO: Como el Único que juzgará a las naciones (Isaías 2:2-4); compare Miqueas 4:1-3 . Nuestro Señor es un Juez justo que recompensará a aquellos que obedecen Su Palabra y que esperan su regreso (Romanos 6:17-18; II Timoteo 4:1-8).

"El renuevo de Jehová" (Isaías 4:2) se refiere a Cristo mismo como descendiente de David.

13/2/10

ISAÍAS

El libro de Isaías fue escrito por el profeta  Isaías, quien vivió en Jerusalén, la capital de Judá. Su ministerio continuó por 50 a 60 años durante los reinados de Uzías, Jotám, Acaz, Ezequías y posiblemente Manasés.

Esta fue una era de prosperidad y solo pocas personas en el reino de Judá permanecieron fieles a Jehová.

El reino hermano de Judá, Israel, bajo Jeroboam II, también disfrutó de prosperidad; pero fue aun más corrupto que Judá, social, política y moralmente.


En el principio del ministerio de Isaías, Asiria dominaba el mundo. Durante la vida de Isaías, Asiria atacó a Samaria, capital del Reino del Norte, derrotó a las diez tribus del Reino de Israel, tal como Isaías lo había profetizado (9:8, 10:4). Los israelitas fueron llevados cautivos a territorios asirios al este del río Tigris.

Israel se había olvidado de "todos los mandamientos de Jehová su Dios y se hicieron imágenes fundidas de becerros". Debido a esto el profeta profetizó que serían destruidos ( II Reyes 17:16,18).

La carga de Isaías era mantener al pequeño reino de Judá alejado de una destrucción similar, haciendo que volvieran a los caminos del Señor.

El primer capítulo de Isaías es un resumen de su mensaje completo. Expone la pecaminosidad de Judá y de Jerusalén (1:3-8), expresa las apelaciones de amor del Señor por su arrepentimiento (1:16-19), e indica la seguridad de un juicio venidero (1:24; 29-31). El instó a que caminaran a la luz de la Palabra de Dios (2:5). Pero la nación de Judá fue indiferente y continuó adorando solo por formalidad, despreciando de esta manera la relación de pacto con Dios.

La frase "el Santo de Israel" (1:4) es usada 30 veces en este libro. Fue al Santo que la nación rechazó.

Isaías profetizó que, debido a su pecado, la nación de Judá sería destruida por los babilonios. Pero también dio mensajes de consuelo y esperanza para aquellos que se mantuvieron fieles.

Muchas de las profecías de salvación van más allá del reino de Judá, a todo Su pueblo, incluyendo a los gentiles. La invitación para aceptar esta salvación es extendida a todos en el capítulo 55.

Isaías también profetizó que el Mesías nacería de una virgen (7:14) y que El se sentaría en el trono de David y que gobernaría al mundo en justicia y en verdad.

Jesús citó a Isaías en 61:1-2 cuando se refirió a El mismo (Lucas 4:17-21). El Nuevo Testamento cita más profecías de Isaías que de cualquier otro libro del Antiguo Testamento.