11/1/11

Una extraña persecución (4ta parte).

Volvemos al punto de partida. Son los Mandamientos de Dios lo que está en juego.

De acuerdo con lo que dice Apocalipsis, en los últimos días existirá un poder religioso que tendrá mucha autoridad; será amado y respetado por multitudes, seguido y homenajeado por reyes y príncipes. Este poder tendrá mano de hierro para perseguir a los que no acepten su autoridad y no se sometan a él. ¿Quiénes no aceptan su autoridad? Los que insisten en ser fieles a Jesús y a su Palabra.

Hay más. La profecía afirma que en los días finales de este mundo también surgirá un poder político para apoyar al poder religioso que recibió la autoridad del dragón. El apóstol Juan lo describe así: "Después vi otra bestia que subía de la tierra ... y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre"(Apocalipsis 13:11,16,17).

¿Notas de lo que se habla aquí? Hay personas que serán perseguidas terriblemente. Ellas no podrán siquiera comprar o vender si no tienen la marca de la bestia. ¿Cuál es la marca de la bestia? Para llegar a una conclusión es necesario primero saber cuál es la marca de Dios. si es cierto que el dragón marca a sus seguidores, es también cierto que dios hace lo mismo con sus fieles y obedientes hijos. A éstos él los llama santos.

Lee lo que dice Juan: "Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún arbol"(Apocalipsis 7:1).Aquí se habla de la destrucción final del mundo, en ocasión de la venida de Cristo. Hay cuatro ángeles deteniendo los vientos destructores. ¿Con qué propósito? Sigue leyendo el texto: "Ví también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo, y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios"(Apocalipsis 7:2,3). ¿Notas? El quinto ángel les dice a los cuatro anteriores que sigan deteniendo la destrucción final hasta que los hijos de Dios sean sellados.

Estamos en uno de los momentos más importantes de la historia del mundo, y muchas personas lo ignoran. Observa bien. Los que reciben el sello de Dios son librados de la destrucción final, mientras que Juan dice que si "alguno adora a la bestia y a su imágen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios"(Apocalipsis 14:9,10). Hay dos comandantes, ambos tienen sus seguidores. Ambos identifican a su pueblo. El dragón coloca la marca de la bestia. Jesús pone el sello de Dios.

8/1/11

Una extraña persecución (3era parte).


La "terquedad" de este pueblo perseguido está relacionada principalmente con un asunto que la inmensa mayoría considera un detalle tonto. En Apocalipsis 12:17 el dragón persigue a la mujer y también "al resto de su descendencia", que es la iglesia de los últimos días, por un solo motivo: su insistencia en obedecer a Dios de acuerdo con su Palabra. Nota que la iglesia del tiempo del fin tiene dos características:  guarda los mandamientos de Dios y tiene el testimonio de Jesús. ¿Te acuerdas? Los mismos motivos por los que Juan había sido desterrado a la isla de Patmos. Lealtad y obediencia a Dios y a su Palabra.

Hoy muchos conceptúan los Mandamientos de Dios como sin valor para el pueblo cristiano. Entienden que la Ley fue clavada en la cruz del Calvario, y por tanto el cristiano no debe más vivir preocupado por observar los Mandamientos. Sin embargo, el remanente es identificado justamente porque insiste en ser fiel a Jesús y guardar los Mandamientos. Puede parecer un detalle trivial, pero la obediencia a los principios eternos de la palabra de Dios no es negociable.

En el capítulo 13 del libro de Apocalipsis se vuelve a hablar del dragón. Aquí el dragón le da su poder a una extraña bestia. En profecía, "bestia"  es símbolo de reino o poder. Juan dice que a esta bestia "se le permitió hacer guerra contra los santos y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación"(Apocalipsis 13:7).

Ahí está el poder que persigue a los santos. Es un poder religioso. Recibe la adoración de las personas. "La adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero"(Apocalipsis 13:8).

Es un poder religioso y perseguidor. ¿A quién persigue? A los santos. ¿Cómo se identifica a los santos? El propio Juan da la respuesta: "Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús"(Apocalipsis 14:12).