13/9/09

1 SAMUEL


El libro de 1 Samuel es la continuación del libro de Jueces y cubre la historia de Israel desde la época de Elí (capítulos 1-5) hasta la muerte del Rey Saúl (capítulo 31). Registra la transición de Israel de un período de Jueces a la monarquía. Durante ese período, los israelitas eran frecuentemente oprimidos por los filisteos.

Tanto Samuel el profeta como Sansón el juez vivieron durante esta era corrupta y en decadencia. La vida de Samuel, que era de gran fe y fidelidad a Dios contrasta con la de Sansón. La debilidad moral de la vida de Sansón tipifica la condición espiritual de Israel durante el período de los jueces.

Por medio de Samuel, las tribus fueron unidas en un solo reino (capítulos 5-8). Pero a medida que Israel crecía en fortaleza y que Samuel envejecía, la nación demandaba un rey que lo gobernara (8:5; compare Hechos 13:21).

Samuel sabía que si el pueblo elegía un hombre para gobernarlos, pondría su fe en él y no dependerían más en la dirección de Dios. Por consiguiente, se opuso rotundamente a esa petición. Entonces, debido a sus continuas demandas, Dios instruyó a Samuel para ungir a Saúl como Rey de Israel (8:22; 10:1; también capítulos 9-15).

Los 40 años del reinado de Saúl pueden ser expresados muy bien en sus propias palabras, "yo he hecho neciamente" (26:21). Por causa de su desobediencia y su orgullo, "El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl" (16:14), y Dios ordenó a Samuel a ungir a David como rey.

David fue no solamente un hombre que vivía conforme al corazón de Dios, sino que también era un poderoso guerrero (13:14; 18:7; compare Hechos 13:22). Cuando aún era joven, mató a un oso y a un león, y venció a Goliat, un gigante del ejército filisteo.

A medida que la popularidad de David con el pueblo aumentaba, el Rey Saúl sentía más y más celos. Debido a estos celos, Saúl intentó asesinar a David, el cual se vió obligado a vivir en exilio hasta la muerte de Saúl en la trágica batalla en el Monte Gilboa (capítulos 16-31).

El libro de 1 Samuel enfatiza el hecho de que la fe en Dios trae éxito, mientras que la desobediencia trae desastre(2:30).

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