PUNTOS SOBRESALIENTES: Ofrendas para la iglesia de Jerusalén; autoridad espiritual de Pablo; advertencia contra falsos maestros; sufrimientos de Pablo como apóstol; su aguijón en la carne; sus planes de visitar Corinto.
VERSÍCULO DE HOY: "Mas el que se gloría, gloríese en el Señor; porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba" ( II Corintios 10:17-18).
Por nuestro instinto humano deseamos ser aceptados y elogiados por nuestros amigos. Por naturaleza queremos sentirnos importantes. Nuestro "Yo" siempre quiere ser reconocido. Los del mundo alcanzan esa meta usando buena ropa, teniendo un buen automóvil y otras cosas con las cuales llaman la atención.
A veces los cristianos buscamos eso, como cuando oramos con palabras y expresiones pomposas, o cuando exageramos las habilidades musicales y decimos que es "para la gloria de Dios". Otras veces pretendemos aumentar nuestra "espiritualidad", criticando a otros. Así fue como los enemigos de Pablo lo atacaron. Ridiculizaron su presentación, su lenguaje, su ministerio y su autoridad. Lo que pretendía era alabarse unos a otros. ¡Qué menospreciable es esa actitud!. Perdieron la aprobación que realmente importa: la del Señor.
El Señor no basa su aprobación en la popularidad que alcancemos ni en nuestras habilidades. El cristiano dirigido por Cristo, y que sinceramente lo reconoce, alaba al Señor y no se alaba a sí mismo. "El que se gloría, gloríese en el Señor" ( II Corintios 10:17).
PENSAMIENTO PARA HOY: Nuestro deseo de dar revela la condición de nuestra madurez espiritual y nuestro conocimiento de Su Palabra.
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