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DANIEL

Daniel, un judío de linaje real que amaba a Dios, estaba entre los primeros judíos cautivos llevados a Babilonia después que Nabucodonosor tomó control de Jerusalén alrededor del 605 A.C ( 1:1-7). En ese entonces, Daniel estaba entre sus 16 y 23 años de edad. El ministerio de Daniel cubre todo el período de 70 años del exilio de Judá en Babilonia. Sirvió como un oficial en las cortes de Babilonia y de Persia.

El libro de Daniel fue escrito en la época que los judíos sufrían persecusión y opresión.


La primera sección (capítulos 1 - 6) habla de Daniel y de algunos de sus compañeros de exilio quienes, por su fe y obediencia a Dios, triunfaron sobre sus enemigos. Aunque estaba redeado de pecado en la gran ciudad de Babilonia, lejos de su tierra, Daniel se mantuvo fiel a Dios. En efecto, Daniel es uno de los pocos individuos en las Escrituras del cual no se registra pecado alguno. Ezequiel compara la vida justa de Daniel a las vidas de Noe y Job (Ezequiel 14:14,20).

La segunda sección (capítulos 7-12) registra las visiones de Daniel. Daniel reveló que los imperios de Babilonia, Persia, Grecia y Roma se levantarían y caerían. También profetizó la victoria del pueblo de Dios.

El libro de Daniel revela la intervención de Dios en los asuntos de los gobiernos, así como de los individuos. El está en control.


Las visiones de Daniel profetizan la época en la que el ministerio del Señor emperzaría. El reino de Cristo está descrito como una piedra "cortada ... no con mano", sin intervención de fuerza humana, un reino que nunca será destruído, y que traerá el final de todos los otros reinos (2:44-45).

Daniel provee información vital sobre los últimos días de Israel y de la tierra. También revela la superioridad y soberanía de Dios sobre toda la creación, incluyendo los gobiernos de este mundo.

Jesús cita con frecuencia el libro de Daniel y habló de él como "Daniel el profeta", queriendo decir "uno a través del cual es dada revelación divina" (Mateo 24:15; Marcos 13:14).

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