Mientras Oseas estaba proclamando su mensaje al Reino del Norte de Israel, los profetas Micaías, Amós e Isaías estaban en el Reino de Judá.
Israel estaba experimentando una gran prosperidad. Sin embargo, sus centros de adoración a becerros de oro levantandos muchos años antes en las ciudades de Betel y Dan, habían alejado bastante al pueblo de Dios. A medida que el tiempo pasaba, la adoración inmoral y pagana a Baal y Astoret finalmente se esparció por toda su cultura. ( II Reyes 12:28-32; Oseas 10:5-6; 13:2).
En lugar de mantenerse fiel, Israel rompió su relación de pacto con Dios, como una esposa infiel que tenía muchos amantes ( 2:7-13).
Aunque Israel era culpable de adulterio espiritual al adorar a sus ídolos, Dios aun amó a este pueblo ( 2:8,16; 11:8-9; 14:4). El profeta imploró a Israel que se arrepintiera para que Dios en Su misericordia, pudiera restaurar Su protección y sus bendiciones sobre ellos (10:12; 12:6; 14:1).
Lo singular del mensaje de Oseas, era que él había experimentado dolor y humillación por la infidelidad de su esposa, y debido a su amor perdonador hacia ella, pudo expresar la compasión de Dios a su pueblo.
Se refiere a Oseas varias veces en el Nuevo Testamento (Compare 6:6 con Mateo 9:13 y 12:7; 10:8 con Apocalipsis 6:16).
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