17/12/09

NEHEMÍAS 4 - 6

PUNTOS SOBRESALIENTES: Oposición y ridiculez en contra de los edificadores; la oración de Nehemías; armas para los trabajadores; males corregidos; maquinaciones de los adversarios; el muro es terminado.

VERSÍCULO DE HOY: "Nuestro Dios peleará por nosotros" (Nehemías 4:20).

Sanbalat había hecho todo lo que pudo por medio de burla, maquinaciones y adulaciones. Finalmente acudió a acusar abiertamente a los judíos de rebelarse contra Persia. Intentó por todos los medios de distraer a Nehemías, pidiendo con frecuencia una oportunidad para tratar la situación. Pero sus intenciones eran solo para mal, y Nehemías contestó: "... Yo hago una gran obra, y no puedo ir;  porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros" (Nehemías 6:3).

Por más de 100 años pareció imposible reedificar los muros, pero en solo 52 días, Nehemías y sus pocos trabajadores organizados los reconstruyeron. Esto parece increíble comparado con los trabajadores altamente entrenados que David había usado en la construcción de los primeros muros. Esto refuerza nuevamente nuestra fe que "Para los hombres esto es imposible; más para Dios todo es posible" (Mateo 19:26).

Nehemías no dependía de estrategia, poder o habilidad humana. Sus ojos estaban en el Señor y dijo: "El Dios de los cielos, él nos prosperará ..." (Nehemías 2:20). "Fue terminado, pues el muro ..." (6:15).

La obediencia verdadera viene como resultado de una comunión continua con Dios. La comunión que tenía Cristo con el Padre era tan completa y real que Cristo vivió en dependencia completa del Padre, diciendo : "No puede el Hijo hacer nada por sí mismo" (Juan 5:19). Esto es lo que Nehemías reconoció cuando dijo: "Nuestro Dios peleará por nosotros."

"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).

PENSAMIENTO PARA HOY: Cuando somos débiles en fortaleza humana, entonces podemos depender de la fortaleza suficiente de Dios.

CRISTO REPRESENTADO: Por Nehemías, quien trajo de regreso a los judíos que habían sido vendidos como esclavos a los paganos (Nehemías 5:8). Cristo nos redimió cuando éramos esclavos del pecado (Romanos 7:14; 1 Pedro 1:18-19).

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