Nehemías, un judío, tenía la posición de honor de copero de Artajerjes, rey del poderoso Imperio Persa.
Unos 14 años después de que Esdras dirigió a 1 800 hombres judíos (cerca de 5 000 personas sumando mujeres y niños) a Jerusalén, Nehemías recibió un reportaje de la pobreza espiritual y física que allí existía. Afligido, Nehemías se lamentó por varios días, ayunando y orando (1:4). El resultado fue que el rey de Persia le concedió ausentarse, lo nombró gobernador de Jerusalén, y le dio permiso para reedificar los muros que rodeaban la ciudad (capítulos 1-2). Por más de 100 años, desde que Nabucodonosor había invadido y destruido la ciudad, parecía imposible restaurar los muros de Jerusalén (2 Reyes 25:8-11).
Nehemías enfrentó una intensa oposición de los enemigos que rodeaban a Jerusalén. Algunos ciudadanos importantes se negaron incluso a cooperar con él (Nehemías 2:19; 3:5; 4:1-11). Pero en oración continua y fe en Dios, Nehemías dirigió al pueblo en la reconstrucción de los muros en un tiempo sorprendentemente corto: solo 52 días (capítulos 3-7).
Después de que las paredes fueron terminadas, "Abrió, pues, Esdras el Libro" (8:5) y leyó las Escrituras desde temprano en la mañana hasta medio día. Al día siguiente líderes vinieron a Esdras para solicitar mayor discernimiento. Esto llevó a la celebración de la Fiesta de los Tabernáculos. "Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne por siete días" (8:18). Esto tuvo como resultado mayor oración, confesión, ayuno y un pacto renovado con Dios (capítulo 8 - 11). Entonces los muros fueron dedicados por Esdras y Nehemías (capítulo 12).
Después de esto, Nehemías continuó como gobernador de Jerusalén e implementó reformas en varias áreas. Entonces hubo un lapso de 12 años, durante el cual Nehemías probablemente volvió a la corte persa.
Durante la ausencia de Nehemías de Jerusalén, muchos eventos contra el Señor tuvieron aceptación, tales como la alianza de Eliasib con Tobías, el descuido del pueblo de sostener a los levitas, la violación del sábado y los matrimonios con los paganos. Sin embargo cuando Nehemías volvió, nuevamente sacó una vez mas a la nación de los caminos pecaminosos y restableció la adoración verdadera (capítulo 13).
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