PUNTOS SOBRESALIENTES: Descendientes de Leví; se nombran cantores del Templo y servidores; descendientes de Aarón; ciudades de los levitas; continuación de las genealogías.
VERSÍCULO DE HOY: "... y contados que fueron por sus linajes entre los que podrían tomar las armas, el número de ellos fue veintiséis mil hombres" (1 Crónicas 7:40).
El nombre de cada individuo, así como la familia y la tribu a la cual pertenecía, fue cuidadosamente registrado. Existe una diferencia notable en el carácter de los hombres mencionados en estos capítulos. Algunos eran devotos de las responsabilidades que Dios les había dado, otros profanaron su llamado santo.
Aarón fue un sacerdote piadoso, pero sus hijos fueron hipócritas. Samuel fue un juez ungido, pero sus hijos fueron impíos. Abiatar fue por años un sumo sacerdote, pero más tarde se convirtió en traidor del Rey David (1 Reyes 1:5-7; 2:26-27). Que mezcla tan extraña de hombres santos piadosos y de pecadores indisciplinados. Que contraste entre comienzos nacidos del cielo y oportunidades desperdiciadas.
La larga lista de hombres "sin interés" nos muestra que Dios no mira a la humanidad como una masa de seres humanos que pueblan este mundo. En efecto, le importa tanto que ha contado hasta los cabellos de nuestra cabeza (Mateo 10:30). El no conoce a cada uno por nombre, ya sea que nuestros nombres estén escritos en el Libro de la Vida o que hayamos de encontrarnos frente al gran juicio del trono blanco.
"Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras" (Apocalipsis 20:12).
PENSAMIENTO PARA HOY: Cuando recibe a Cristo como su Salvador, su nombre es escrito en el Libro de la Vida.
CRISTO REVELADO: En las ciudades de refugio (1 Crónicas 6:57,67). Para que una persona estuviese protegida contra el vengador de la sangre, debía escapar a una ciudad de refugio contra el vengador de la sangre, debía escapar a una ciudad de refugio. Dios proveyó a Su único Hijo Jesucristo, para ser nuestro refugio de Su juicio contra el pecado (Compare Juan 3:14-18; 10:24-30; Gálatas 2:16; 3:1-13; Hebreos 10:1-17; 1 Juan 2:2; Apocalipsis 1:5). Cuando por fe en obediencia a Su Palabra, venimos a Cristo, El se convierte en nuestro refugio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario