Los libros de 1 y 2 Samuel y 1 y 2 Reyes proporcionan la historia moral y política de Israel y Judá; Crónicas presenta la historia religiosa de Judá.
Los libros de la Biblia desde Génesis hasta 2 Reyes, relatan una sucesión de eventos desde la creación de Adán hasta la época de la cautividad de Judá. Pero Crónicas es un repaso.
El libro de 1 Crónicas se inicia con una larga lista genealógica de nombres en la Biblia y abarca cerca de 3 500 años de historia (capítulos 1 - 9). Las genealogías están dedicadas a las familias a través de las cuales Dios llevaría a cabo Su plan redentor.
Empezando con Adán, confirman la genealogía de Cristo tal como está registrada en los evangelios de Mateo y Lucas. Muchos nombres están omitidos, pero aquellos que estaban relacionados con las profecías del Salvador prometido están registrados, incluyendo a Zorobabel, líder de los exiliados de regreso (1 Crónicas 3:19).
La última batalla de Saúl y su muerte son mencionadas en el capítulo 10; los capitulos 11 - 29 abarcan el reinado de David, revelando un gobierno que honra a Dios. El libro de 1 Crónicas finaliza con la muerte de David y la extensión del reinado bajo Salomón.
El libro de 2 Crónicas continúa la historia del linaje de David. Comienza con el reinado de Salomón, registra la división del reino bajo Roboam, y abarca la historia del Reinado del Sur de Judá hasta el exilio del pueblo a Babilonia. Los últimos versos contienen la proclamación de Ciro, la cual permitía a los judíos volver a Jerusalén.
El período de Salomón fue el período dorado de Israel. Casi todos los primeros nueve capítulos de 2 Crónicas hablan sobre la construcción del Templo en Jerusalén en el Monte Moria. Fue construido basado en el modelo del Tabernáculo (capítulos 3 - 4). El trabajo fue completado en el décimo primer año del reinado de Salomón (capítulo 5; compare 1 Reyes 6:38) y consagrado a Dios en una de las oraciones más notables de las Escrituras (capítulo 6).
El resto de 2 Crónicas habla sobre los reinados de Judá y sobre la declinación moral y espiritual de la nación. Termina con la caída de Jerusalén y la destrucción final del Templo (capítulos 10 - 36).
Este repaso de la historia no solo enfatiza el amor de Dios por Su pueblo, sino también indica que cuando los reyes y el pueblo honraron a Dios, hubo prosperidad. Pero cuando fueron infieles al Señor, El retiró Su presencia y la derrota fue inevitable.
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