11/11/09

2 REYES 4 -5


PUNTOS SOBRESALIENTES: El aceite de la viuda; Eliseo y la sunamita; milagro de Eliseo para los profetas; Naamán es sanado de lepra;lepra de Giezi.

VERSÍCULO DE HOY: "Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí" (2 Reyes 5:7).



Cuando Jorám, rey de Israel, leyó la carta que el rey de Siria (Aram) le había enviado, pidiéndole que sanara a Naamán de su lepra, el rey Joram entendió mal. Asumió que Naamán, el poderoso general del ejército sirio, buscaba un pretexto para declarar guerra.

Al igual que su hermano Ocozías, Joram no reconoció la mano de Dios en sus circunstancias. Sin embargo, no consultó a Baal-zebub, como lo hizo su hermano (2 Reyes 1:2); tampoco trató de destruir al profeta de Dios, como lo hizo su madre Jezabel (1 Reyes 19:1-2).

No obstante, el rey de Israel no acudió a Dios, aun después de que Naamán fue sanado milagrosamente.

Pobres de los incrédulos, quienes, como Joram, con todos sus temores y frustaciones, creen que los conflictos que les vienen a sus vidas, son solo arreglos de hombres que tratan de destruirlos. Cuán diferentes son los "Eliseos" que conocen al Dios viviente y saben que El ha permitido nuestros conflictos, adversidades y dificultades de acuerdo a Su propia voluntad (Efesios 1:11).

El propósito de Dios es el de traernos más cerca en comunión con El mismo desarrollando nuestra confianza en Su dirección. De esta manera El puede perfeccionar Su plan en nuestras vidas.

"Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar" (Hebreos 12:3).

PENSAMIENTO PARA HOY: No es necesario comprender las razones que tenga Dios para permitir nuestras dificultades; lo más importante es que nos mantengamos fieles a El.

CRISTO REVELADO: En la harina que quitó el veneno de la olla (2 Reyes 4:40-41). La harina hecha de maíz habla de Cristo que fue "herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados" (Isaías 53:3).

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