19/1/10

SALMOS 88 - 91

PUNTOS SOBRESALIENTES: Súplica por liberación de la muerte; alabanza del salmista por el pacto de Dios y por Sus promesas; la fragilidad y brevedad de la vida humana; protección para el fiel.

VERSÍCULO DE HOY: "El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré" (Salmo 91:1-2).

La vida de David estaba llena de peligros, pero siempre tenía a Dios como su "refugio" y "fortaleza." El hombre piadoso reconoce la necesidad de un refugio durante el dolo físico, la confusión mental, la tristeza y los problemas.

La naturaleza misma de los problemas y de las pruebas manifiesta la idea de una posible falta. Dolor físico puede convertirse en resentimiento, la confusión mental puede convertirse en incredulidad y muchas pruebas terminan en fracaso.

Pero los cristianos reconocemos la necesidad de un "refugio y una fortaleza." Nuestro adversario, el diablo, anda "como león rugiente ... buscando a quién devorar" (1 Pedro 5:8).

Los cristianos  son aborrecidos por el mundo. Hay grandes fuerzas e influencias seductoras que tratan de hacer que nos extraviemos. El espíritu y los principios del sistema mundial, muchas de sus prácticas, sus diversiones y la mayoría de sus publicaciones, están opuestos a los intereses y al estilo de vida del cristiano.

Asimismo, existen "deseos carnales que batallan contra el alma" (1 Pedro 2:11). Sin embargo, el cristiano que es victorioso "no tiene confianza en la carne" (Filipenses 3:3), sino que "mora en el lugar secreto" en oración y meditación en la Palabra de Dios, y depende del Omnipotente para tener sabiduría y fortaleza.

No hay en que temer cuando uno confía en el Omnipotente.

"Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio" (II Pedro 2:9).

PENSAMIENTO PARA HOY: Mire hacia atrás y examine su vida, y reconozca cómo el Señor lo ha cuidado en todo momento.



CRISTO REVELADO: En el Salmo 89:27, vemos a Cristo, el primogénito del Padre quien será el Rey más exaltado de la tierra (Isaías 9:6-7).

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