4/3/10

JEREMÍAS 11 - 14

PUNTOS SOBRESALIENTES: Jeremías proclama el pacto de Dios; intriga contra Jeremías; queja de Jeremías y respuesta de Dios; lección del cinto podrido; lección de las tinajas llenas; mensaje del hambre.

VERSÍCULO DE HOY: " Este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón, y que va en pos de dioses ajenos para servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto, que para ninguna cosa es bueno" (Jeremías 13:10).

Parece extraño que Dios dirija a Su profeta escogido a viajar cerca de 400 kilómetros al río Eufrates, a enterrar un cinto hasta que se pudra y luego usar la prenda sin valor de regreso a Jerusalén, para comunicar a Judá su condición nacional y valor espiritual ante el Señor.

Ellos eran Su pueblo, un reino que tenía acceso a El sobre todas las otras naciones. A ellos fueron encomendadas las Escrituras, la única guía de adoración verdadera. Pero fue necesario escribir de ellos: "para ninguna cosa es bueno".

El viaje de Jeremías pudo haber parecido una pérdida de tiempo y esfuerzo, pero su obediencia incodicional era evidencia de su deseo de cumplir la voluntad de Dios. Cuando una persona no quiere escuchar a Dios, se coloca a sí mismo antes que Dios, olvidando la verdad y siguiendo a la mentira. Con frecuencia, según el razonamiento humano, los mandamientos de Dios no son esenciales. Sus instrucciones a menudo demandan esfuerzo e inconveniencia lo cual preferimos evitar.

Muchos habrían dicho: "¿Porqué ir al Eufrates? ¿Porqué llevar un cinto podrido? ¿Qué pensará la gente? ¿Porqué tengo que ser yo, Señor?" Pero aquellos que desean obedecer a Dios, se ofrecen voluntariamente para complacerlo. No se agobian con las decisiones de la vida porque comprenden que sus vidas pertenecen al Señor.

"Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada" (Juan 8:29).

PENSAMIENTO PARA HOY: ¿Está sirviendo al Señor de corazón?


CRISTO REVELADO: Como la Esperanza y como el Salvador de Su pueblo (Jeremías 14:8-9). Ni judíos, ni gentiles tendrán paz hasta que acepten a Cristo, el Rey de paz, como Salvador (Lucas 21:24-27).

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