PUNTOS SOBRESALIENTES: Se profetiza futura restauración; gobierno de Cristo es prometido; los profetas mentirosos; restauración demostrada por los higos buenos y los malos; juicio de Dios sobre las naciones; destrucción de Babilonia es profetizada.
VERSÍCULOS DE HOY: "He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra ... y este será su nombre con el cual le llamarán: JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA" (Jeremías 23:5-6).
Los israelitas, el pueblo escogido de Dios, habían sido una vez una nación poderosa entre los reinos de la tierra. Pero debido a su negligencia para con los mandamientos de Dios, el profeta Jeremías anunció las noticias aterradoras de que la nación de Judá pronto se enfrentaría el juicio de Dios. Sin embargo, les dio un rayo de esperanza más allá del juicio cuando profetizó la venida del Mesías, un "renuevo justo", el Rey de Justicia, el Salvador, que podía librar al pueblo de Dios de la esclavitud.
No hay justicia en el hombre, porque "todos pecaron" (Romanos 3:23). Pero Cristo es "JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA". Cuando lo aceptamos como nuestro Salvador y Señor, Su vida, Su justicia fluye a través de nosotros. Entonces somos justificados ante Dios, no por nuestros propios méritos, sino por la justicia de Cristo. Cuando Dios nos mira, El ve la justicia de Cristo en nosotros, y somos aceptables a El.
Muchos cristianos son débiles y mundanos porque no comprenden esto. Creen que Cristo, el único justo los salvó, pero no reconocen que Su Espíritu Santo puede darles el poder para vivir una vida santa y justa por medio de la Palabra de Dios.
"Estimo todas las cosas como pérdida ... para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe" (Filipenses 3:8-9).
PENSAMIENTO PARA HOY: Nuestra justicia es Cristo en nosotros, "JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA".
CRISTO REVELADO: Como "JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA" (Jeremías 23:5-6; I Corintios 1:30; II Corintios 5:21).
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