PUNTOS SOBRESALIENTES: Arresto a Jeremías; se profetiza el sometimiento de Judá a Nabucodonosor; profecía falsa de Ananías; su muerte.
VERSÍCULO DE HOY: "Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este hombre; porque profetizó contra esta ciudad; como vosotros habéis oído con vuestros oídos" (Jeremías 26:11).
Por más de nueve años, todas las apelaciones fervientes de Jeremías al Rey Sedequías para que se sometiera a la Palabra de Dios habían sido en vano. Urías también "profetizó contra esta ciudad ... conforme a todas las palabras de Jeremías" (Jeremías 26:20). Estas profecías enfurecieron al rey, y buscó la muerte de ambos hombres.
El profeta Urías se escapó a Egipto, pero fue apresado, traído ante el Rey Joacim y ejecutado. Pero Jeremías no escapó, persistió en suplicar al rey "¿Por qué moriréis tú y tu pueblo a espada, de hambre y de pestilencia? según ha dicho Jehová de la nación ... No oigas las palabras de vuestros profetas ..." (27:13,16).
Jeremías hubiese preferido morir antes que callarse con respecto a los juicios de Dios sobre Su nación. Lo que le sucedió a Jeremías no fue de importancia comparado con su esperanza de que el pueblo de Judá se arrepintiera y volviera a los caminos del Señor.
Este es el mismo Espíritu que llevó al Apóstol Pablo a decir: "Estoy dispuesto no solo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén ... desearía yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos " (Hechos 21:13; Romanos 9;13). Y es el mismo Espíritu de sacrificio que lleva a los cristianos a rechazar propios intereses los que interfieren con lo que sabemos le complacería a Él.
El cristiano "con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad" ( II Timoteo 2:25).
PENSAMIENTO PARA HOY: Su firmeza en testificar por Cristo ayuda a otros a escapar de las decepciones de la influencia secular.
CRISTO REPRESENTADO: Por Jeremías quien fue falsamente acusado por los sacerdotes y falsos profetas (Jeremías 26:8-9). Nuestro Señor fue amenazado y acusado falsamente en muchas ocasiones cuando Sus enseñanzas no estaban de acuerdo con las enseñanzas de los líderes religiosos de Su día (Juan 8:48,59).
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